De aves y cerdos
Pocas veces una adaptación de un videojuego de éxito sorprende como lo hace «Angry Birds: La Película«. Sin recurrir a ningún tipo de malabarismo argumental, logra entretener de principio a fin. La historia empieza con un ritmo muy alto, presentando a Red, el pájaro incomprendido y marginado de la isla que se ha ganado la antipatía de los vecinos de la comunidad debido a su mal temperamento, y quien nos regala una primera muestra de su furia desatada. Este comportamiento lo obligará a asistir a un programa de control de la ira en el que conocerá a los pájaros con los que, a partir de ese momento, entablará una frenética y particular amistad. Estos son el rapidísimo Chuck y el impredecible Bomb.
Poniendo voz a los personajes
El personaje de Red, caracterizado por su color rojo, de temperamento irascible y humor ácido, está doblado en la versión española por Santiago Segura. A Chuck le pone voz José Mota, y a Matilda, la terapeuta responsable del curso de control del temperamento, Cristina Castaño; logrando todos ellos hacer reír a base de ironía, disparates y algún gag más o menos ocurrente.
A pesar de ello, y de forma casi inevitable, los personajes de Santiago Segura y José Mota, quienes ya fueron compañeros en Monstruos, S.A. (Cristina Castaño debuta con Angry Birds en el mundo del doblaje) evocan a otras figuras animadas a las que han puesto voz a lo largo de su carrera. El caso más acentuado es el de Mota, pues tanto la voz como el carácter frenético del propio personaje recuerdan demasiado a “Mike” Wazowski o al Asno de Shrek. Es una percepción que, si bien no desluce el buen resultado final, se mantiene omnipresente a lo largo de la película. Y por último, cerrando el cuarteto principal de doblaje, tenemos a Alex de la Iglesia, quien sorprende positivamente poniéndole voz al villano de la historia.
El ataque de los cerdos
Una vez presentado el trío protagonista, y algún que otro miembro ilustre como el “Gran Halcón“ -leyenda y referencia de culto entre las aves no-voladoras- entran en escena, desembarcando a orillas de la isla, los famosos cerdos verdes encabezados por Leonardo (voz de Alex de la Iglesia). Es su rey, quién se gana la amistad de los pájaros y logra su asentamiento en la ciudad, ocupando gran parte de la isla a cambio de entretenimientos varios para sus habitantes. Todo ello durante casi una hora durante la que los directores cocinan a fuego lento la antesala de la gran batalla final. Como es de esperar, los cerdos verdes no son lo que aparentan y ejecutan su terrible plan delante de los ojos de las aves.
Esta Traición hará aflorar la ira de todas las aves y los poderes “ocultos” de algunos de ellos. Ello los empujará a luchar para recuperar “lo suyo” a pesar de, entre otras cosas, su curiosa falta de habilidad para volar. En ese punto ya está todo listo para la acción. La misión encabezada por Red (junto a Chuck y Bomb), quién pasa de ser el inadaptado de la sociedad al salvador del pueblo, asumiendo el nuevo rol con ironía y determinación, y planeando el asalto a la ciudad de los cerdos, promueve la entrada en escena del famoso tirachinas. En este instante se empieza a ver a los pájaros saliendo disparados, colisionando con los edificios, y destruyendo todo aquello que tocan, al más puro estilo del videojuego hasta el punto de que, por momentos, parece que estás viendo una versión mejorada de este.
Entretenida y amena
«Angry Birds: La Película» es un buen filme de animación. Simpáticos personajes de personalidades muy marcadas, un mundo lleno de color e intensidad, una banda sonora muy acertada que recoge los sonidos característicos de la saga y grandes éxitos que todos conocemos. Además, tiene referencias a los elementos del juego: el tirachinas, las camas elásticas, las cajas de dinamita, entre otros, no faltan, así como algún guiño a clásicos del cine. Y sin ser, probablemente, la mejor película de animación del año, entretiene, es amena y no defrauda.
Quizá su éxito radica en que las expectativas eran bajas, ya que el guión que se sacan de la chistera, narrando el origen de la enemistad entre pájaros y cerdos, es simple pero efectivo, pues da pie al enfrentamiento final. Pero en cualquier caso, todo ello tiene el mérito suficiente como para dar la enhorabuena a sus creadores, quienes han creado una historia sólida de la nada. La mayor pega: que la película no se hiciera cuando los Angry Birds asaltaban las pantallas de nuestros dispositivos móviles, a finales de 2009, pues habría sido la guinda a un gran éxito. Varios años después del lanzamiento del juego veremos que hitos alcanza, y si logra atraer al público a las salas de cine.