Choque de personalidades en La isla mínima
En «La isla mínima» dos policías de homicidios de Madrid van a un pequeño pueblo andaluz para investigar la desaparición de dos chicas adolescentes durante sus fiestas. Sin embargo, los protagonistas, Juan Robles (Javier Gutiérrez) y Pedro Suárez (Raúl Arévalo), son dos policías desavenidos que quedan en medio de un lugar donde todo el mundo esconde la verdad. Allí, intentarán atrapar a un asesino que lleva años secuestrando a las jóvenes del lugar, forman una tándem que poco tiene que envidiar a ninguna «pareja» del cine policíaco. Aunque se abusa del tópico del «poli bueno» y del «poli malo», cada uno ejecuta su papel de una manera brillante que consigue transmitirte emociones contradictorias a lo largo de la película.
La historia, si bien no sorprende con ningún giro inesperado, te engancha a los pocos minutos y no afloja hasta su fin. Ambientada en los años ochenta, se centra en la investigación de los policías e incorpora paulatinamente a varios personajes que, sin tener mucho peso en el argumento, acompañan y marcan los descubrimientos que llevarán a los investigadores a encontrar a su sospechoso. Todo ello viene acompañado de algunas escenas que el director, Alberto Rodríguez, aprovecha para profundizar en la biografía de los policías y que nos ayudan a comprender sus personalidades.
La escenografía, impresionantes secuencias de las marismas del Guadalquivir que nos regalan unas panorámicas dignas de los mejores documentales de National Geographic y que fueron valedoras del premio a la Mejor fotografía en la XXIX edición de los Premios Goya, acompañadas de una música excepcional (también galardonada en la categoría de Mejor música original) que encaja a la perfección y ensalza la trama.
En perpetua tensión
El desenlace, con el estómago encogido por el súbito final y la sensación de que quedan varias preguntas sin responder, «La isla mínima» termina dejándonos una frase («Todo en orden, ¿no?») que a pesar de no obtener respuesta consigue hacerte reflexionar sobre lo que acaba de suceder.
Conclusión: una buena película como pocas han salido de nuestro cine. Además, es también un thriller policíaco en toda regla que te mantiene pegado a la pantalla y en tensión hasta el último suspiro.