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Pesadillas (Rob Letterman, 2015)

26/01/2016
Pesadillas imagen destacada

Del libro a la gran pantalla

Sorprende la decisión de adaptar la famosa serie de libros juveniles “Pesadillas” en una película no basada directamente en alguna de las historias, sino en todo el universo que catapultó a la fama al escritor R.L. Stine. Rob Letterman se encarga de dirigirla presentando al escritor como un personaje con un conflicto interno que sirve como motor principal de la historia. Vive una vida solitaria en una casa junto a su hija Hannah, a la que parece tener encerrada en el hogar. Es ante esto que Zach, al instalarse en la casa de al lado tras mudarse junto a su madre, empieza a investigar por su cuenta cual es el problema de su nuevo vecino tras ver que hay algo raro. Lo inesperado se desatará cuando descubra no solamente su verdadera identidad, si no lo que tiene encerrado en una de sus habitaciones.

Pesadillas” tiene un cierto aroma noventero al estar planteada como una película tradicional para toda la familia al más puro estilo de “Jumanji” (Joe Johnston, 1995). Zach es un adolescente en el inicio de una nueva vida tras el fallecimiento de su padre. Una vez instalado entabla relación con Champ (Ryan Lee), un chico que ejerce de alivio cómico, y también con su nueva vecina que, como no puede ser de otro modo, termina siendo su interés romántico.

Los personajes de Pesadillas
Pesadillas, de Rob Letterman

Sobre terreno seguro

El problema de presentar elementos tan familiares no es la sensación de deja vu que se desprende sino que uno se puede imaginar cómo terminaran todos y cada uno de los personajes. Sin embargo, esto podría pasarse por alto si la película cumpliera en emocionar durante el desarrollo de la historia. Porque la premisa tiene mucho potencial, a la vez que unos personajes suficientemente interesantes como para acaparar nuestra atención, pero todos estos elementos quedan finalmente empañados por un desarrollo que pierde energía a medida que avanza y se pierde al caer en una simple carrera a contrarreloj para poner fin a los planes del villano de la función.

Aunque el guionista Darren Lemke se preocupa de crear alguna set piece interesante basándose en las peculiaridades del monstruo protagonista de la escena, al final se termina olvidando de unos factores importantes en este tipo de producciones: el drama, la tensión, la comedia y, según el momento, el terror. Pese a no tratarse exactamente de una película terrorífica, resulta alarmante el tono descafeinado de, por ejemplo, una escena en la que los personajes cruzan un cementerio en el mismo momento en el que hay una invasión de monstruos infernales. Más dañina resulta una pesada relación sentimental entre Zach y Hannah, desgraciadamente habitual en el cine de adolescentes actual.

Fotograma de Pesadillas
Pesadillas, de Rob Letterman

Drama marca Amblin

La desestructuración familiar por un motivo u otro es la clave del drama en películas como la mencionada “Jumanji”, pero también de “ET: El extraterrestre” (Steven Spielberg, 1982) o incluso de otra gran película familiar como “Sra. Doubtfire, papá de por vida” (Chris Columbus, 1993) a pesar de no tener una base fantástica. Todas ellas tienen una base comuna: lo extraordinario como excusa para el saneamiento dramático. El caso de “Pesadillas” resulta paradójico al sustituir lo que debería ser la búsqueda del padre por una bochornosa relación adolescente atípica del tono pulp de la película.

Al menos se le da peso al personaje de Black de un modo más coherente a lo presentado al principio de la película, la historia guarda algún giro argumental efectivo y las escenas más elaboradas funcionan correctamente. Por todo lo demás, Danny Elfman se encarga de una estrambótica partitura muy Burtoniana, sorprende ver que la fotografía es de Javier Aguirresarobe, aunque esto en realidad justifique algún plano realmente bello, y la puesta en escena de Rob Letterman no deja lugar para el aburrimiento a pesar de que el guión si lo haga.

El elenco cumple con lo que le piden, y el más destacado es un Jack Black caricaturizado como un R.L. Stine arisco que realmente llena la pantalla cada vez que aparece.

Los monstruos de Pesadillas
Pesadillas, de Rob Letterman

En resumen…

Pesadillas” no deja ningún mal sabor de boca, aunque si termine con la sensación de que podría haber sido algo mejor. Es un entretenimiento correcto, con el mencionado aroma noventero que tanto cuesta recuperar y que no se termina de conseguir. Puede que simplemente sea producto del paso del tiempo. Sea como sea, esperemos que en una inevitable segunda parte se reduzcan defectos y se potencien las múltiples virtudes que ofrece la película.