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La gran belleza (Paolo Sorrentino, 2013)

17/02/2015
La gran belleza imagen destacada

Retrato del artista decaído

«La gran belleza» es una película tremenda sobre un sub mundo elitista, podrido y consumido por la noche: la fiesta, las drogas y la eternidad de la juventud. Con esta idea seguimos a Jep Gambardella (Toni Servillo), quien nos es introducido en la celebración de su 65 cumpleaños como un autentico rey de la fiesta. Sin embargo, detrás hay una persona hipersensible, que se embarga de emoción con cosas como observar las vacías calles de Roma y los simples detalles que vive durante su día a día. Junto a esto, se ha ahogado a si mismo con la fama y el dinero, aumentando poco a poco su vacío interior.

El personaje de Servillo vive de noche, por la mañana nunca sabe que hacer. Ahora que ya ha entrado en la vejez se da cuenta del monstruo en el que se ha convertido, y cuestiona todo lo que le ha llevado a ser esa “nada” andante. Veinticinco años atrás había escrito una novela que lo divinizó en el mundo de la literatura. Sin embargo, desde entonces no ha podido volver a crear nada por no haber sabido encontrar “la gran belleza” de la vida.

Toni Servillo en La gran belleza
Toni Servillo en La gran belleza

La fauna de Roma

Acompañándole hay toda una serie de personajes, a cada cual más excéntrico, que no hacen más que acentuar el vacío vital del protagonista. Todos se han visto consumidos por los mismos vicios que Jep, viviendo bajo fachadas construidas por ellos mismos y haciendose compañía entre ellos para sentirse menos solos. Solo uno de ellos reconocerá al final el agotamiento moral de tener que aguantar todas las pretensiones, buenas caras y fiestas sin sentido que viven continuamente. Estos personajes son los freaks que pueblan la Roma presentada por Paolo Sorrentino.

Son unos personajes que a sus más de 60 años están descubriendo los placeres de la heroína en lugar de estar cuidando de sus nietos. Nos presentan la ciudad, literalmente, como un circo romano depravado de toda humanidad y consumido por el mundo de la noche, en la que prima la obsesión por la búsqueda de la juventud eterna. Ésta Roma es cruel en como transforma a sus habitantes en las criaturas pedantes y vacías que se nos presenta. Así, el retrato de la ciudad y sus habitantes adquiere un tono cercano al terrorífico.

Imagen de La gran belleza
Imagen de La gran belleza

Jep Gambardella

Visualmente es un autentico portento. Sorrentino nos muestra en «La gran belleza» una Roma muerta y vacía, reflejo de Gambardella. Con un ritmo pausado y reflexivo, deja a los planos el tiempo suficiente para poder contemplarlos con todo lujo de detalles. Incluso pervierte la belleza natural de la ciudad y sus múltiples monumentos al convertirlos en meros objetos de postureo para los personajes que habitan el mundo creado por Sorrentino. Acompañando las imágenes hay una excelente banda sonora que recoge temas tan diversos como efectivos como “Far l’Amore” o “Vladimir Martynov” para retratar las diferentes facetas del protagonista.

Punto a parte para Toni Servillo como Jep Gambardella. Lo que hace con este personaje es de otro mundo. Su interpretación está llena de matices y solo necesita un simple gesto para expresar mares de emociones. La expresión que se marca cuando lo vemos por primera vez se te queda grabada en el cerebro. Y la película no ha hecho más que empezar.

La gran belleza, de Paolo Sorrentino
La gran belleza, de Paolo Sorrentino

En resumen

«La gran belleza» es una historia melancólica y triste que te hipnotiza durante sus más de dos horas de duración. Es larga, y seguramente se habría beneficiado de haber apurado un poco más el guión. Pero es una película excelente que te hará sentir y reflexionar sobre la vida misma.