Un western moderno
“Tres anuncios en las afueras” es una película escrita y dirigida por Martin McDonagh, responsable de “Escondidos en Brujas” (2004) y “Siete psicópatas” (2012). Ambas se tratan de thrillers con un sentido del humor seco y no falto de una cierta absurdez como contrapunto al drama principal de la historia, en especial en su primer film. En esta nueva película McDonagh va un paso más allá en sus ambiciones. Nos mete en medio de una tragedia protagonizada por seres marginales y personajes antipáticos, y con ello conmueve en una historia que no dejará del todo indiferente.
En “Tres anuncios en las afueras” una chica joven es violada estando ella en estado moribundo. Meses después, sin atisbos de encontrar un cierre al crimen –y a la herida-, su madre Mildred Hayes (Frances McDormand) decide denunciar a todo el departamento de policía con tres vallas publicitarias dirigidas específicamente al jefe del cuerpo, Will Billoughby (Woody Harrelson). Este acontecimiento desatará un efecto dominó de graves repercusiones que afectará a todo el pueblo de Ebbing, en Missouri, y muy especialmente a sendos personajes mencionados y al también policía Jason Dixon (Sam Rockwell).
Un cocktail de elementos
McDonagh se adentra en un universo muy particular donde toma elementos del thriller, del western, del drama o de la comedia, tocando palos de todos ellos sin zambullirse del todo en uno concreto, y lo fascinante aquí es como consigue que todo cuaje sin problemas mientras nos van presentando a los múltiples personajes protagonistas, quienes se erigen como el centro y corazón de la película. Aunque la mayoría de ellos son seres más bien desagradables o parias, McDonagh nos pide dejar de lado nuestros prejuicios personales para intentar entender a unos seres imperfectos, unas almas perdidas que, quien más quien menos, y por los caminos de la vida más que por decisión propia, les ha tocado una existencia un tanto indeseable.
De este modo, más allá de la premisa entorno al thriller, McDonagh demuestra su interés real en mostrarnos como un puñado de personajes reaccionan a una situación tan especial como la que les toca vivir en la película. Nos muestra cómo reaccionan, unos escondiéndose en su rabia y odio para poder seguir adelante, y otros con unas actitudes proactivas pero faltas de rumbo concreto. Bajo esta idea, el director se dedica simplemente a mostrar lo que hay sin moralizar ni condenar a sus personajes. Se revela como un narrador externo ajeno a cualquier tipo de discurso y dejando que las acciones de cada personaje ejerzan de juez, jurado y verdugo. Puede no ser coincidencia que precisamente los personajes que se nos antojan como mejores personas sean precisamente los que terminan lastimados y ridiculizados por los demás, de algún modo u otro.
Del teatro al cine
Es importante destacar que Martin McDonagh es un autor de teatro que encontró en el cine un vehículo dramático diferente. Puede que por ello se consagre en «Tres anuncios en las afueras» como un guionista nato, aquél en perfecta comunión con los mecanismos narrativos a su abasto. Decir que se trata de uno de los guiones más redondos del cine americano reciente es quedarse corto. Así, su mayor baza probablemente será el buen equilibrio entre el drama y la comedia, entre la tensión y la ternura, pasando de uno al otro a veces en modos inesperados pero muy efectivos.
Se demuestra estar al control absoluto del tono y drama de la narración, y nosotros no podemos hacer más que estar agradecidos por su excelente habilidad para orquestarlo todo de un modo tan natural. Ese talento para el guion se traslada a las imágenes con una solvencia detrás de las cámaras que reniega de cualquier virtuosismo estético para poner toda la puesta en escena al servicio de los personajes, de la emoción y de la situación espacial de los elementos. Incluso detrás de las imágenes puede percibirse ese autor teatral en busca de economizar los espacios a favor de la historia y de sacar lo mejor de sus personajes y, en consecuencia, de los actores. Ellos son el motor de la historia: la narración avanza siempre en base a sus decisiones, nunca a partir de conveniencias de guion.
Un reparto excelente
Actores, como no puede ser en otro modo, en estado de gracia, como suele decirse en estas situaciones. Que Frances McDormand se trata de una de las mejores actrices en activo es algo que los hermanos Coen han demostrado, por lo que para que gastar más líneas al respecto. El talento del reparto se va manifestando escena a escena, y es imposible pasar por alto los personajes de Harrelson y Rockwell. Si el primero es la otra cara de la protagonista, el segundo se revelará como un alma gemela también en busca de una redención.
Carter Burwell
Siguiendo con las comparaciones con el cine de los Coen, no solamente podemos remitir a la presencia de McDormand, sino además también al trabajo musical escrito por Carter Burwell, un habitual en el cine de la pareja de hermanos cineastas. En este caso el compositor acude a sonoridades rurales y típicas del western para escribir la partitura de la película. Cada tema acompaña perfectamente a lo acontecido en pantalla. Se trata de un trabajo minimalista pero poderoso, evocativo, con un gran uso de la guitarra y del piano, y una sorprendente capacidad para sacudir distintos sentimientos a partir del uso de pocos instrumentos. Ternura, calidez, violencia, melancolía… Nada se le escapa, y su trabajo se ve acompañado por una selección de canciones no originales igualmente conmovedoras, a destacar “His Master’s Voice”.
Una película excelente
¿Cosas mejorables? Solo minucias: ese espíritu teatral le traiciona en monólogos y conversaciones quizás más largas de lo necesario, pero en ningún caso perjudica. Quizás peca de exceso de optimismo, gags y de redundancia en momentos importantes, puede que para satisfacer a las masas y para asegurarse de que todo queda bien claro. Sea como sea, son detalles que se pueden pasar por alto dado todo lo que le rodea.
De vez en cuando salen películas que parecen destinadas a arrasar con todos los premios y todo lo que se tenga que decir sobre ella. Películas tan potentes en lo que se propone y en como lo consigue que nos hace recordar que, a pesar de sus blockbusters, existe mucha vida en el cine americano. “Tres anuncios en las afueras” es una película excelente.