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Señales (M. Night Shyamalan, 2002)

27/09/2020
Señales imagen destacada

Welcome to The Twilight Zone

No son pocos los que afirman que toda la ficción fantástica realizada desde, más o menos, la década de los 60 viene condicionada por la inagotable fuente de ideas que fue la serie original de “The Twilight Zone”. Durante sus cinco temporadas originales, y de la mano de creadores del prestigio de Ray Bradbury y Richard Matheson, nos mostraron un sin fin de ideas que, más allá de sus componentes fantásticos, tenían en su centro el ser humano. Delimitando la acción en espacios mayoritariamente cerrados, daban rienda suelta a sus premisas imposibles para diseccionar nuestras virtudes, nuestros defectos, y el modo en cómo nos relacionamos. M. Night Shyamalan es uno de los muchos cineastas cuya filmografía bebe de la importante serie de televisión. Y de todas sus películas realizadas hasta la fecha, una de las que más se acerca a ella es “Señales”.

De este modo, casi toda la acción de la película tiene lugar en los confines de la granja de la familia Hess. Una familia rota por el trágico fallecimiento de la figura maternal que llevó a su marido Graham (Mel Gibson) a dejar sus hábitos de cura y renegar a Dios, descuidando además su responsabilidad hacia sus dos hijos pequeños –Morgan (Rory Culkin) y Bo (Abigail Breslin). La aparición de unas enormes señales perfectamente talladas en el campo de maíz de la granja llevará a replantearse todo cuanto ha creído y ha renegado para poder proteger a toda su familia de una amenaza extraterrestre.

Graham (Mel Gibson) y Morgan (Rory Culkin) en Señales
Graham (Mel Gibson) y Morgan (Rory Culkin)

Señales de fe

No es raro ver en el cine de Shyamalan a personajes esforzándose por encontrar un sentido a su vida y para recuperar una fe hacia algo o alguien. El director nos presenta personajes sin rumbo fijo, con un pasado trágico que les pone más de una traba para seguir adelante en su vida. Véase por ejemplo «El protegido» (2000) o incluso «Glass» (2019). De este modo, en “Señales” nos presentan a Graham, el pater familias por excelencia, o al menos un espectro de lo que fue. Cura por vocación y creencia, tras el trágico (y aleatorio) accidente de su mujer decide renegar de todo cuanto ha creído, cayendo en un estado de apatía perjudicial tanto para él como para el resto de su familia. Será este estado mental el que impedirá a Graham ver todas las señales que apuntan a que están a punto de vivir una catástrofe mundial.

Es en este contexto que Shyamalan lanza una invasión extraterrestre en medio de una familia en necesidad de sanación personal. El giro, al menos en lo que respecta a otras películas de este sub género de la ciencia ficción, es ver como Shyamalan nos presenta todo el conflicto desde la cotidianidad del hogar de los Hess, contándonos el desarrollo de la invasión a través de lo que leen y escuchan en las noticias. Es una decisión ciertamente arriesgada para este tipo de historias, pero eso se debe a que el interés real del director indio no es más que dedicar tiempo a una familia rota. Una familia cuya figura central ha decidido no tomar la responsabilidad que le corresponde.

Joaquin Phoenix es Merrill
Joaquin Phoenix es Merrill Hess

Merrill

Atención a uno de los mejores diálogos de la película, ofrecidos por Merrill -un excelente Joaquin Phoenix, como es habitual- y dirigido a su hermano mayor Graham, cuando empiezan a aparecer luces extrañas en el cielo:

El mundo tiene dos tipos de personas, y cuando ocurre algo afortunado, los del primer grupo lo consideran mas que suerte, más que casualidad, lo consideran una señal. Una prueba de que hay alguien ahí arriba cuidando del ser humano. La otra gente lo considera pura suerte, un feliz giro del azar. Seguro que la gente del segundo grupo está observando esas catorce luces con recelo. Para ellos, la situación esta mitad y mitad. Podría ir mal… o bien. Pero en el fondo sienten que, pase lo que pase, están solos, y eso, les llena de temores.

Sí, es lo que piensan. Pero luego hay cantidad de gente del primer grupo que cuando observan esas luces, están viendo un milagro. Y en el fondo sienten que, pase lo que pase, habrá alguien ahí arriba para ayudarles. Y eso les llena de esperanza. Lo que debes preguntarte es en qué grupo estás tú ¿Eres de los que ven señales, de los que ven milagros, o crees que la suerte de la gente es aleatoria? o, plantéatelo así ¿Es posible que no existan las coincidencias?”.

Durante el desarrollo del metraje, Graham verá como sus demonios internos se manifiestan en esos seres que han llegado a terminar de destrozar una vida en la que ya no cree. Tendrá que decidir si vivir dejándose arrastrar por el viento, o salir del túnel donde lleva escondido desde la muerte de su mujer.

Merrill rodeado de sus sobrinos Morgan y Bo

Señales de Hitchcock y Spielberg

Más que intentar disimular sus influencias principales, Shyamalan las abraza y las comparte orgulloso, como gran cinéfilo que se le supone. Desde “La noche de los muertos vivientes” (George A. Romero, 1968), hasta “Los pájaros” (Alfred Hitchcock, 1963) y el drama familiar de Steven Spielberg. De los dos primeros comparte todo el clímax final en la casa de los Hess, donde el nivel de tensión y claustrofobia crece a pasos agigantados. Además, de Hitchcock comparte la influencia musical de Bernard Hermann, de quien James Newton Howard toma nota para una partitura excelente.

Como no es raro en el cine, Shyamalan y Howard entran en sintonía durante la primera parte de la filmografía del primero, creando lo que, por aquella época, parecía un binomio inseparable que seguro será recordado en la historia del cine. El juego de cuerdas de “Main Titles Theme” bebe directamente de la composición de Hermann, y temas más melódicos como “Into the Basement” potencian los momentos dramáticos de la historia.

En la célebre entrevista de François Truffaut a Hitchcock, el primero comenta respecto a “Los pájaros”: “Hizo usted bien en no dar las causas y motivos de la acción agresiva de los pájaros. El film es claramente una especulación, una fantasía”. A lo que el director inglés le respondió “Así es precisamente cómo lo veía yo”. De este modo, e igual como Shyamalan haría en la reivindicable “El incidente” (2008), la invasión extraterrestre carece de motivo o explicación. El halo de misterio creado genera el terror paranoico de no entender por qué está sucediendo todo el conflicto.

Una película de M. Night Shyamalan

Imagen de Señales

Ya han pasado casi dos décadas desde el estreno de “Señales” en 2002, y M. Night Shyamalan sigue siendo un director controvertido. Un director con un pie puesto en el cine comercial, pero con el otro firmemente puesto en su propia visión del cine. Un modo de entender el séptimo arte que, como suele suceder en estos casos, jamás gustará a todo el mundo; y que provocará el rechazo de parte de la audiencia. Independientemente de lo que uno piense sobre su cine, el que Shyamalan todavía siga aferrándose a sus ideas, exceptuando algunos fiascos comerciales consecuencia de salirse de su camino, lo cierto es que es algo a apluadir en un cine americano perdido en sus franquicias.

Señales” es una obra cumbre de su director. Una película redonda y medida de un modo que solo los grandes maestros logran conseguir. Que lo haya conseguido con una propuesta tan diferente a sus películas anteriores, mientras mantiene su sello y discurso intactos, es algo digno de estudio.