El resurgir del ave fénix
Pongamos «Batman Begins» en su contexto. La última vez que habíamos visto a Bruce Wayne en la gran pantalla fue con el rostro de George Clooney en la fatídica «Batman y Robin» (Joel Schumacher, 1997). Pocas cosas más se pueden añadir sobre ella que no se sepan ya. La película fue un fracaso rotundo tanto en taquilla como en crítica, casi acabó con la carrera de su director, y a punto estuvo de hacerlo también con la de su estrella principal, quien desde entonces ha reconocido en alguna ocasión que aquel título mató a Batman en la gran pantalla. Al menos, hasta que cierto director inglés de notorio éxito en círculos independientes se interesó en rescatar al hombre murciélago del lodo más profundo. Sobra decir, este realizador fue Christopher Nolan.
Tras haber realizado tres largometrajes -«Following» (1998), «Memento» (2000) e «Insomnio» (2002)-, el cineasta ya se había perfilado como alguien con unas inquietudes dramáticas muy características relacionadas con el thriller psicológico y la desfragmentación espacial y temporal. Son rasgos que Nolan utilizaría para hilvanar la nueva adaptación de las historietas de DC Comics, escrita por él mismo en colaboración con David S. Goyer. En ella se mostraría un mayor interés en la psique del personaje principal de lo que habíamos podido disfrutar hasta el momento en cualquier otra adaptación de superheroes, ya fuera la primera «Batman» (Tim Burton, 1989), «Superman» (Richard Donner, 1978), o las más coetáneas «X-Men 2» (Bryan Singer, 2003) o «Spiderman 2» (Sam Raimi, 2004).
Se puede llegar a decir que hubo un antes y un después tras el estreno de «Batman Begins«, popularizando el término reboot y la historia de orígenes.
La historia de Batman Begins
La historia narra la conversión de Bruce Wayne a Batman, con especial atención a su período de formación física en la Liga de las Sombras. A modo de flashbacks alternados con su infancia, se nos muestran los viajes y las experiencias vividas del joven protagonista que le moldearían para convertirse en la persona capaz de asumir un manto de justiciero. Una vez Batman hace su primera aparición en pantalla, la narración toma una dirección más lineal, mostrando las primeras hazañas de Wayne como el hombre murciélago.
La historia apuesta por un enfoque inicial puramente psicológico e introspectivo para darnos a conocer la personalidad de Wayne antes de centrarnos en la parte más tradicional una vez Batman entra en escena. No se pierde en ningún caso el tono oscuro y casi pesadillesco otorgado por el director, y en este punto es sorprendente el carácter terrorífico, inherente a él por otra parte, del personaje de Batman. Es escalofriante su primera aparición en los muelles o el interrogatorio al detective Flass (Mark Boone Junior). Lo mismo sucede con la presencia de el Espantapájaros (Cillian Murphy), quien crea al final de la película un ambiente, esta vez si, de autentica pesadilla en unas calles que ya son suficientemente siniestras por si solas.
Christopher Nolan
El guión de «Batman Begins» esta correctamente estructurado, pese a su desarrollo previsible. Dedica el tiempo suficiente a la psique de Wayne para identificarnos con su trauma antes de adentrarnos en su lucha callejera. Es impecable el trabajo de Christian Bale, tanto en la faceta de Bruce Wayne como la de Batman, dando verosimilitud a un personaje carente de ella, y especialmente en esta adaptación con una clara apuesta por el realismo. Debido a esto resulta imprescindible la presencia de Lucius Fox (Morgan Freeman) como el ingeniero que le dará a Wayne todo su arsenal para combatir el crimen, la del mayordomo Alfred (Michael Caine), quien adopta la figura paterna inexistente en la vida del protagonista; y finalmente la de Ducard (Liam Neeson), quien entrenará a Wayne para poder combatir contra los delincuentes.
Se trata de una estructura fragmentada muy marca de la casa, al igual que la inquietud por explorar la dualidad de Bruce Wayne / Batman de un modo más psicológico, aunque un tanto ramplón. Genera interés, y poca duda cabe que crearía escuela, aún más con la secuela «El caballero oscuro» (2008). Sea como sea, es muestra de un director de mirada personal, que también dejaría huella en los tonos visuales utilizados. Existe un predominio visual anaranjado, acompañado de varios planos generales de la ciudad con un sol naciente, simbolizando la idea de un nuevo amanecer: tanto el de Batman, como el de un nuevo día en la decadente ciudad de Gotham.
Reemplazando una música emblemática
Del mismo modo que «Batman Begins» es tanto película de autor como lo fue «Batman» en su día, la música sigue un camino parecido. El «Main Theme» compuesto por Danny Elfman en su día tuvo muchísima repercusión. Se creó una simbiosis entre música y personaje, no muy diferente a la del tema de Superman compuesto por John Williams para el título de Donner.
Hans Zimmer y James Newton Howard son los artífices de la banda sonora de la película. Huyen de fanfarrias propias del género y componen unos temas atmosféricos con un tono adecuado al del resto de la película. Se pueden destacar los temas «Vespertilio«, con sus tambores atronadores, «Molossus«, tema más dinámico para las escenas de acción, y «Eptesicus«, que da inicio a lo que terminará convirtiéndose en la melodía principal del héroe.
El inicio de una leyenda
La película no esta carente de problemas: falla en planificación y montaje en las secuencias de acción, el guión peca de exceso de exposición y frases grandilocuentes. A parte, todo el tramo final hubiera funcionado mejor si lo hubieran planteado de un modo más contenido, sin peleas en trenes de alta velocidad e ideas parecidas. Aun así estamos hablando de un trabajo con más virtudes que defectos, y tras diez años desde su estreno se puede asegurar que ha sentado cátedra a la hora de plantear la ejecución de franquicias cinematográficas, no siempre basadas en personajes de cómic.