Nuevo Batman
Nueva década, nuevo Batman. Como si hecho a propósito, la tercera década de los 2000 arranca con la presentación de un nuevo hombre murciélago creado por un equipo creativo también nuevo. Así, en “The Batman” se presenta a Robert Pattinson en el papel titular, bajo la dirección de Matt Reeves. Director recién salido de la exitosa trilogía de “El planeta de los simios”, Warner Bros le cede las llaves del personaje para realizar una película bastante más personal de lo esperable en una franquicia como ésta. La premisa de esta nueva aventura es la siguiente.
Un personaje perturbado que se hace llamar Enigma (Paul Dano) tiene su punto de mira puesto en distintos políticos y personajes poderosos de Gotham City. Cuando el caso empiece a complicarse, Batman/Bruce Wayne (Robert Pattinson) pondrá manos en el asunto para intentar detener los homicidios. Sin embargo, durante su investigación empezará a desenterrar distintas historias de corrupción que enlazarán el peligroso gánster Carmine Falcone (John Turturro) con políticos, jueces… E incluso quizás con la misma familia Wayne.
La leyenda renace… Otra vez
Es increíble que, pese a la extensa galería de superhéroes pertenecientes a DC Comics, Batman sea el que ha tenido más adaptaciones al cine, y además con propuestas tan diferentes las unas con las otras. Desde el camp de “Batman: La película” (Leslie H. Martinson, 1966), las versiones góticas realizadas por Tim Burton, el kitsch de Joel Schumacher o el hiperrealismo de Christopher Nolan. Todas ellas, mejores o peores, se han caracterizado por tener un toque único. En algunos casos por el tono de la propuesta, en otros por señales de autoría. Puede que simplemente sea producto de la versatilidad del personaje titular.
Sea como sea, tras el éxito de la trilogía de El caballero oscuro de Nolan, era difícil concebir una nueva iteración del personaje. Sin embargo, poco después del estreno de “El caballero oscuro: La leyenda renace” (Nolan, 2012), se anunció que Ben Affleck tomaría el relevo del personaje para “Batman v Superman: El amanecer de la justicia” (Zack Snyder, 2016) y posteriores películas basadas en este universo de DC. Sin embargo, las películas firmadas por Snyder no terminaron de tener el impacto deseado entre el público y la crítica, con todo lo que esto conlleva. Por tanto, no pasaría mucho tiempo hasta que la Warner buscara otro talento para rehacer el personaje para las sensibilidades actuales. Finalmente sería Matt Reeves el elegido para la ocasión, quien se juntaría con el guionista Peter Craig para desarrollar la historia principal.
Pesadilla en Gotham City
Como toda buena película que se precie, “The Batman” dedica sus primeros minutos en presentar el tono general de la propuesta. Reeves presenta una Gotham City sucia, llena de sombras y sumida en una lluvia eterna. Las noches allí son terroríficas: los maleantes utilizan máscaras inquietantes, los habitantes de la ciudad no se sienten a salvo, y a partir de cierta hora es mejor quedarse encerrado en casa. Sin embargo, en medio de todo eso existe un hombre del saco temido por todos los criminales de la ciudad. Le llaman simplemente “Batman”, y puede aparecer en cualquier momento… Pero siempre desde las sombras.
Con el fichaje de Pattinson en el papel principal hay una apuesta hacia un rejuvenecimiento del personaje. La versión de Bruce Wayne que vemos aquí es uno atormentado, necesitado de llevar al límite todas las situaciones. Tanto para probarse a si mismo, como para demostrar a todos los criminales la fuerza imparable que es. En su dimensión más adolescente, está lleno de miedos e inseguridades. Es claramente una aproximación al personaje más yogurina. Capaz de rechazar la poca bondad que pueda haber a su alrededor y de aceptar todas las cosas malas que pueda escuchar sobre su legado. Así, decide encerrarse en su vida nocturna, rehuyendo de cualquier atisbo público o de vida normal.
Es posible que lo más interesante de “The Batman” sea ver como Reeves la concibe como una pesadilla perpetua en la que viven los personajes. Puede no ser trivial que la historia arranque en la noche de Halloween. Esa atmósfera inquietante que impregna toda la narración se siente como una externalización de las emociones internas que siente esta versión de Bruce Wayne. Sin duda, esto, una banda sonora especialmente inspirada de Michael Giacchino y la realización terrenal de Reeves son las mayores virtudes de toda la propuesta.
A la deriva
No por tener bastantes virtudes propias la convierten en una película redonda. Por todos sus logros a nivel audiovisual, se percibe un guion de base que se queda a medio gas en muchas de las cosas que intenta hacer. Que no son pocas. Seguramente por eso el desarrollo de la historia no termina de tener un trabajo muy profundo. La película dura casi tres horas, pero hay una sensación general de dispersión al no centrarse en una única cosa y querer tocar más palos de los que le conviene. Con ello se introducen algunos personajes secundarios con sus propias subtramas y conflictos que, pese a estar ligados a la trama principal, no dejan de tener un carácter meramente accesorio. Ahí estarían por ejemplo los personajes de Selina Kyle (Zoë Kravitz) u Oswald Cobblepot (increíble Colin Farrell, no obstante).
«La sensación final de ‘The Batman’ es, pues, de sentimientos encontrados. Es una película hecha a medio camino entre la visión de un director, y la visión de un gran estudio en busca de monetizar sus propiedades. En todo caso, es también una película hija del momento que le ha tocado nacer. Sea como sea, nada quita una película generalmente recomendable, en cuyas sombras merece la pena sumergirse para vivir una experiencia que, pese a todo, atrapa.»
En esa deriva de historias secundarias se diluye la historia principal, sin dejar tampoco que la investigación del caso tenga un trabajo más elaborado. Esa falta de centro afecta también a sus aspectos más dramáticos. En “The Batman” se plantea una relación quebradiza entre Bruce Wayne y la figura paternal que es el mayordomo Alfred Pennyworth (Andy Serkis). Tiene su desarrollo y resolución con tan solo unas pocas escenas, pero hay en ellas un corazón latente que pide a gritos más presencia en todo su metraje. Pese a su brevedad, son fácilmente algunos de los mejores momentos de toda la película.
Por otro lado, impera una sensación de deja vu. Muchas secuencias que vemos a lo largo de la narración recuerdan demasiado a iteraciones previas del personaje. Especialmente a las tres películas realizadas por Christopher Nolan. Esa sensación de repetición no pesaría tanto si no fuera porque en ningún momento mejora lo que ya podríamos haber visto anteriormente. En definitiva, a pesar de sus ambiciones más pretenciosas, “The Batman” parte de un libreto tremendamente simple.
Luz al final del túnel
La sensación final de “The Batman” es, pues, de sentimientos encontrados. Por cada buena decisión a la hora de encarrilar la película, tiene otra quizás no tan acertada. Es en resumen una película irregular. Hecha a medio camino entre la visión de un director, y la visión de un gran estudio en busca de monetizar sus propiedades. En todo caso, es también una película hija del momento que le ha tocado nacer. Sea como sea, nada quita una película generalmente recomendable, en cuyas sombras merece la pena sumergirse para vivir una experiencia que, pese a todo, atrapa.
Como a lo largo de la narración se van plantando semillas para una inevitable secuela, uno no puede esperar más que se depuren sus deficiencias para alcanzar una redondez de la que ésta carece. Así, se deja la puerta abierta a continuar las aventuras de esta versión del cruzado enmascarado. Para ello tiene dos opciones: ser consecuentes con el desenlace de la narración y la lección que aprende finalmente Bruce Wayne, u optar per repetir la fórmula presentada aquí. Por desgracia, algo nos dice que tirarán por la segunda opción. Esperemos estar equivocados.