Hammer, Sherlock Holmes, y perros diabólicos
El terror inglés estuvo muy de moda durante las décadas de los 50 y 60 gracias a las múltiples producciones de serie B de la Hammer Film Productions. Entre muchos de sus elementos recurrentes, se encontraban nombres que terminarían siendo de prestigio como Peter Cushing o Christopher Lee. Adaptando personajes literarios famosos como Drácula o Frankenstein, no era descabellado dar el salto para hacer su propia versión de otra iteración salida de una pluma inglesa: Sherlock Holmes. De todas las aventuras escritas por Arthur Conan Doyle no parecía haber una mejor que “El perro de Baskerville” (1902), novela con la que el escritor mezcló las pesquisas y aventuras del famoso personaje con el terror gótico tan de moda a finales del siglo XIX.
Así pues, considerando el éxito que vivía la Hammer, no era raro que intentaran una adaptación de mayor prestigio para salir de la categoría de serie B por la que se la conocía. La novela de Doyle fue la escogida para ello. Se supone que la intención inicial para con ésta era la de una producción de mayor presupuesto, tanto por el bagaje de tratarse de lo que es, como por una intención inicial de crear franquicia, siendo ésta la primera adaptación de una serie de películas con el mismo equipo. Entre ellos, veríamos a Terence Fisher en la dirección, y a Peter Cushing y André Morell como Sherlock y Watson, respectivamente. Además, para este título concreto también contarían con Lee en el papel de Henry Baskerville. Sin embargo, la idea se quedó en el tintero, y se quedaron con un único título con dicho equipo de ensueño.
La maldición de los Baskerville
La historia es la que sigue: Una maldición ancestral amenaza a la familia Baskerville. Cuando su último heredero, Sir Henry (Christopher Lee) regresa a su hogar tras el fallecimiento de Sir Charles, su protector el Dr Mortimer (Francis De Wolff) se pondrá en contacto con Sherlock para que arroje un poco de luz detrás de esta supuesta maldición. ¿Se trata de leyendas urbanas, o hay algo de real en todo ello? Será trabajo del detective y de su inseparable Watson resolver el misterio detrás de la historia.
Sherlock Holmes es uno de los personajes más adaptados fuera de su formato original, ya sea en películas, televisión, teatro o videojuegos, entre otros. Es, además, uno de los pocos casos con la fortuna de haber tenido adaptaciones mayoritariamente de buena calidad. Incluso no tanto por respetar y trasladar en imagen la prosa de Doyle, si no por haber capturado el espíritu literario original. De todas las adaptaciones cinematográficas, si tiene que haber un título que se pueda considerar más o menos “definitivo”, seguramente sería ésta “El perro de Baskerville”.
Apostando fuerte por El perro de Baskerville
La suma de ingredientes aquí no es baladí, pues la Hammer apostó en serio en esta producción, y contó con el apoyo del arsenal pesado que contaba por aquellas fechas: Terence Fisher en la dirección, quien ya había demostrado lo suyo en producciones como “La maldición de Frankenstein” (1957) o “Drácula” (1958); y con ese dúo antológico, también de la casa, que son Cushing y Lee.
Si bien Christopher Lee tendría la suerte de interpretar a Sherlock en “El collar de la muerte” (Terence Fisher & Frank Winterstein, 1962) y a Mycroft Holmes en “La vida privada de Sherlock Holmes” (Billy Wilder, 1970); aquí lo vemos convertido en Henry Baskerville, heredero de la fortuna de su familia… Pero también de la maldición que se supone la persigue. Como tal, el actor brilla con su presencia habitual. En esta ocasión da honestidad y entereza al personaje, en lugar de buscar una interpretación demoníaca como en los títulos de Fisher antes mencionados.
«En ‘El perro de Baskerville’ todo tiene un aire más bien de cine de maldiciones. Una historia aderezada además con algunos elementos añadidos en esta versión, inexistentes en el original literario, para acentuar el tono de terror que se les suponía a la marca Hammer, y que todo el mundo daba por supuesto»
Sin embargo, es Cushing el que, inevitablemente, roba todos los planos donde se encuentra. Y es que las propias características del actor se prestan a la perfección para el personaje tal como lo describió Doyle en sus páginas: desde la nariz aguileña, a la forma de la cara y la mirada y actitud siempre hiperactivas cuando se trataba de un caso. Cushing no solo se le ve cómodo en el papel, sino además se le ve completamente natural, casi como si hubiera nacido para interpretarlo.
Tal como son las cosas, el actor volvería a interpretar al personaje en seriales para la televisión, que distarían de la calidad vista aquí. A su lado le sigue el siempre fiel doctor Watson. Lejos de la figura bufonesca popularizada por Nigel Bruce, André Morell presenta un personaje serio y estoico. Su versión es definitivamente útil en el caso, y se trata de un personaje activo por decisión propia, incluso desoyendo a veces a los siempre sabios consejos de su amigo detective.
Que todo quede en casa
Por su parte, Fisher da lo mejor de si mismo en esta adaptación. Si la versión de la 20th Century Fox con Basil Rathbone tenía una presentación como de monster movie, aquí todo tiene un aire más bien de cine de maldiciones. Una historia aderezada además con algunos elementos añadidos en esta versión, inexistentes en el original literario, para acentuar el tono de terror que se les suponía a la marca Hammer, y que todo el mundo daba por supuesto. Así pues, todos los interiores que vemos tienen un remarcado estilo gótico y se añaden connotaciones de rituales diabólicos. Con todo esto, el director consigue dar una admirable atmósfera de suspense y misterio.
Sin olvidar los también trabajados exteriores. En una mezcla de paisajes reales y de escenarios recreados en interior, se hace un buen uso de la atmosfera gótica con los diversos escenarios que se van mostrando: ruinas, nieblas o ciénagas peligrosas llenas de pantano. Es un trabajo en equipo fortalecido por el buen hacer del diseño de producción, de la fotografía y de la estupendo música de James Bernard.
Una pequeña joya basada en el detective
Por ironías de la vida, “El sabueso de los Baskerville” no terminó siendo el éxito que se esperaba. Los espectadores la rechazaron, quizás, por no tratarse de una película de terror como las que salían de la casa Hammer. Esto echó por tierra cualquier intento de afranquiciar esta versión del personaje. Sin embargo, esto no tacharía que fuera una de las películas más redondas de la factoría, una de las mejores adaptaciones al cine del personaje, y una obra con muchísima personalidad. En resumen, un clásico que nadie debería de perderse.