«Fast and Furious 7» es espectacular, vertiginosa, imponente e inevitablemente conmovedora. La séptima entrega de la franquicia que arrancó en 2001 con «A todo gas (The Fast and the Furious)» logra impresionar desde el primer minuto gracias a unas secuencias de acción de auténtica locura y frenesí, y nos regala una despedida de lujo para el fallecido Paul Walker (Brian O’Conner), y quién sabe si para el resto del grupo que se une (una vez más) para librar una nueva guerra imposible.
En el argumento concurren tres tramas que se entrecruzan dándole la máxima intensidad a la historia sin muchas complicaciones: la vendetta de Deckard Shaw, ex asesino entrenado por las Fuerzas Especiales y hermano de Owen Shaw («A todo gas 6 – Furious 6«) quién pretende vengar a su hermano eliminando a todo el equipo de Dominic; la búsqueda de un artefacto llamado el “Ojo de Dios”, que da acceso en tiempo real a cualquier dispositivo electrónico del mundo, liderada por Mr. Nobody (Kurt Russell), director del servicio secreto estadounidense; y la lucha de Letty (Michelle Rodríguez) por recuperar los recuerdos de su vida con Toretto, previos al “accidente” ocurrido en «A todo gas: Aún más rápido» (Fast & Furious).
Acción vertiginosa
Espectaculares las peleas de Hobbs (Dwayne Johnson) vs. Shaw, O’Conner vs. Kiet (Tony Jaa), o Toretto vs. Shaw, que dejan con la boca abierta por la contundencia y bestialidad de sus golpes, y entre las que destaca (y sorprende) el combate entre Letty vs. Kara (Ronda Rousey), que no tiene nada que envidiarle a ninguno de los anteriores.
Vertiginosas e imponentes las escenas de acción en las montañas del Cáucaso, Abu Dhabi o Los Ángeles, que superan con creces lo visto hasta la fecha y poco (o nada) tienen que envidiar a otras franquicias como Misión Imposible o James Bond, pues superan el límite de la acción más exagerada y surrealista con unas piruetas al volante (y sin él) que invitan al aplauso más irracional.
Y conmovedora por el homenaje a Paul Walker en un final emotivo que resulta el mejor colofón que se le podía dar a su participación en una historia que nos ha acompañado con fuerza a lo largo de la última década, marcando un antes y un después en las películas de acción+motor.
En resumen
Todo ello hace que «Fast and Furious 7» consiga impresionar y ponerte la piel de gallina en más de una ocasión y, aunque se echa de menos una mayor participación de Jason Statham o The Rock (entre otros), nada evita que el disfrute vaya en aumento a medida que avanza la historia sin ningún reparo. En resumidas cuentas, una película imprescindible, cargada de guiños a las entregas anteriores, con los valores de la familia siempre omnipresentes y con el objetivo de llevar al extremo las posibilidades de un automóvil. Ahora sólo queda por ver como se presenta el futuro de Dome y compañía.