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La roca (Michael Bay, 1996) | Crítica

03/06/2023
La roca imagen destacada

Cine de excesos

El cine de Michael Bay es grandilocuente. Con una filmografía compuesta esencialmente por películas de acción -producidas además por otro nombre asentado en el cine palomitero como es Jerry Bruckheimer-, tiene por costumbre coger todos los ingredientes que conforman una película y hacer que todo luzca desproporcionado. Su puesta en escena está acotada prácticamente a una acción por plano. El montaje es frenético. La acción es desmesurada. Es la certidumbre de saber que, cuando algo funciona, mejor potenciarlo al máximo. Y aplicarlo en cada uno de los departamentos que conforman una película. Guste o no guste, es innegable la personalidad única de Bay. Todo su cine ha hecho gala de ella. Casi dos décadas más tarde, “La roca” sigue siendo su trabajo más redondo. Su premisa es la que sigue:

El general Francis X. Hummel (Ed Harris) busca la indemnización de las familias de los soldados muertos en conflictos bélicos. Para conseguir su propósito, se encierra en la prisión de Alcatraz junto a un equipo de marines entregados a su causa y a un grupo de turistas, y amenaza con lanzar en la ciudad de San Francisco unos misiles equipados con un gas letal. Para neutralizar el peligro, el FBI reúne a un grupo de soldados y especialistas para infiltrarse en la prisión y detener los planes de Hummel. Entre ellos se encuentran Stanley Goodspeed (Nicolas Cage), un especialista en armamento biológico; y John Patrick Mason (Sean Connery), la única persona que ha sido capaz de fugarse de Alcatraz.

Imagen de Hummel (Ed Harris) junto a parte de su pelotón
Imagen de Hummel (Ed Harris) junto a parte de su pelotón

Más grande que la vida

El tono general de “La roca” responde a aquella máxima de ser “más grande que la vida”. Se trata de una energía que impregna todo el metraje, de principio a fin, y a través de todos los recursos dramáticos al abasto de su director. Al fin y al cabo, como hemos apuntado, estamos ante un tipo de cine simplemente “excesivo”. Bay se recrea en las explosiones y momentos de destrucción mostrando lo mismo en distintos cortes -a todas luces innecesarios, pero efectivos-. Los personajes sueltan sus diálogos como si les fuera la vida en ello. El montaje es frenético, sin ser atropellado. Busca entretener, no ocultar carencias, y eso ya viene de su puesta en escena. Dirige la acción de tal modo que todo se ve y se entiende bien. Viendo el estado del cine de acción actual, es algo digno de mérito.

Por su guion pasaron varios guionistas. Entre ellos Aaron Sorkin y Quentin Tarantino, o eso se dice. Independientemente de esto, si se nota la mano de distintos nombres es por la disparidad de situaciones que se generan. En “La roca” conviven momentos y diálogos bochornosos con otros simplemente brillantes y memorables. Contiene escenas de acción consecuentes con la situación general, con otras un tanto cuestionables que, en el peor de los casos, solo consiguen alargar el metraje. Afortunadamente los puntos más bajos de la narración suceden durante un primer acto que se siente algo estirado. Incluso se puede decir que a “La roca” le cuesta arrancar. Por suerte, Bay les imprime el nervio suficiente para que pasen en un suspiro, y cuando la acción finalmente arranca la narración ya no decae ni un solo segundo.

John Patrick Mason (Sean Connery) y Stanley Goodspeed (Nicolas Cage)
John Patrick Mason (Sean Connery) y Stanley Goodspeed (Nicolas Cage)

La troupe de Hans Zimmer

Por otra parte, la música viene firmada por Nick Glennie-Smith, Harry Gregson-Williams y Hans Zimmer. Este último firmaría el tema principal y asistiría en el resto del proyecto, dejando la mayor parte del trabajo a los dos primeros. Sea como sea, los temas llevan el sello característico de la escuela de Zimmer. El trabajo del trío es bombástico, lleno de sintetizadores, y simple en su conjunto. No abusa de grandes orquestas, pero utiliza muy bien sus recursos. En general, sigue el estilo de composiciones de cine de acción de los 90. La banda sonora de “La roca” pasa por lo frenético, lo patriótico y lo íntimo. En todos los casos, se busca emocionar todo lo posible. Busca ser excesiva, siguiendo la batuta marcada por Michael Bay.

En su partitura, destaca “Hummel Gets The Rockets”, donde mejor luce el fantástico tema principal. “Rock House Jail” son diez minutos de pura adrenalina que combina momentos frenéticos con otros más tranquilos. Por otra parte, “Jade” es una simple melodía tocada en flauta. Es el contrapunto melódico del resto del trabajo. Los otros temas se perciben un tanto más monótonos, en cuanto a que parecen variaciones de esas tres composiciones. Aunque son igual de efectivos, ya no tienen el factor sorpresa de ellas, ni buscan crear nuevos leit motivs.

Michael Biehn en La roca
Michael Biehn en La roca

El reparto de La roca

En la película se respira un aire intoxicante, que atrapa, y hace entrar en un conflicto bélico que, de otro modo, parecería completamente ajeno a la mayor parte de la población. A pesar de las acciones deleznables de Hummel, terminas entendiendo los motivos, e incluso empatizando con él y algunos de sus seguidores. Hasta el punto de desear -mínimamente- que el gobierno les escuche. Para ello, obviamente ayuda los actores escogidos… Y vaya reparto.

En “La roca” no hay ni un solo papel mal escogido. Incluso el secundario más secundario parece haber sido seleccionado con un gran cuidado. John Spencer, David Morse, William Forsythe, Michael Biehn, Tony Todd… Maravillosos. Imposible ver hoy en día semejante mezcla de rostros en una misma película. Muchas veces ni tan solo se trata de tener talento dramático, si no de simple presencia en pantalla, como en muchos westerns posteriores a los 50. Continuando con el exceso característico de “La roca”, en sus rasgos unidimensionales los personajes parecen un tanto caricaturizados, pero todo funciona como un tiro. En cuanto a Ed Harris y Sean Connery… ¿Qué se puede decir de ellos? Son carisma y magnetismo en su estado más puro. Su mera presencia llena la pantalla. Poco más necesitarían, y aun así se les ve completamente entregados a sus papeles.

A Nicolas Cage le toca el papel principal de la historia. Es el personaje más comedido, y en este caso sí importan más sus habilidades dramáticas. Si bien cumple su función, cabe cuestionarse si en ese papel, para servir de contrapunto al resto del reparto, no hubiera sido más apropiado alguien de un perfil menos áspero como John Cusack. Otro nombre habitual del cine de los 90, que además participaría poco más tarde en otro título de acción producido por Bruckheimer: “Con Air” (Simon West, 1997).

Fotograma de Sean Connery en La roca
Fotograma de Sean Connery en La roca

Pura adrenalina

En fin. Guste o no guste, y como es normal en cualquier tipo de cine muy definido por su director, las películas de Michael Bay pueden causar tanto rechazo como aprecio. Aun aceptando esto, poco se puede negar que “La roca” se eleva como un referente del cine de acción de los 90. A día de hoy es posible que sea de las mejores películas del género estrenadas por esas fechas.

Enaltecida además por unos responsables muy conscientes de lo que quieren hacer y de qué necesitan para conseguirlo. Sin mayores agendas, restricciones o barreras que les limitaran.

Se trata de una película sumamente entretenida. Hecha de pura adrenalina. Con algunas aristas aquí y allí, pero redonda en su conjunto.