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Kubo y las dos cuerdas mágicas (Travis Knight, 2016)

30/08/2016
Crítica de Kubo y las dos cuerdas mágicas imagen destacada

Fantasía heróica

La fantasía heroica está de enhorabuena gracias a “Kubo y las dos cuerdas mágicas“. Dirigida por Travis Knight, no sólo consigue una de las mejores películas del género sino que además se alza como uno de los mejores films del 2016. Nos encontramos con una fábula a modo de cuento tradicional influenciado por la mitología y videojuegos japoneses. Todo ello no sin ecos del cine shakesperiano de Akira Kurosawa.

Además, se trata de una producción agradecida debido a su alta originalidad en medio de un cine de animación del 2016 plagado de secuelas como sería el caso de “Kung Fu Panda 3” (Jennifer Yuh & Alessandro Carloni), “Buscando a Dory” (Andrew Stanton & Angus McLane) o “Ice Age: El gran cataclismo” (Mike Thurmeier & Galen T. Chu). Más allá de su calidad, no hacen más que dejar entrever una falta de creatividad (o ganas de hacer cosas nuevas) en el Hollywood actual.

El viaje de Kubo

La película narra el viaje que realiza Kubo en su misión para conseguir tres objetos poderosos que le permitirían combatir a unos seres que le están buscando con unos propósitos poco agraciados. Durante su aventura, Kubo recibirá la ayuda de dos seres bien dispares: Mona y Escarabajo. La primera ejerce de maestra sabia que guiará le héroe durante su aventura. El otro se trata de un bravo guerrero que no dudará en poner su vida en peligro para salvaguardar al pequeño protagonista.

Kubo
Kubo

Es cierto que en el fondo se trata de una aventura iniciática que sigue el esquema de viaje del héroe clásico como en “La guerra de las galaxias” (George Lucas, 1977) sin ningún tipo de desvío o giro. En este aspecto, la aventura vivida no ofrece muchas sorpresas. Sin embargo, hay varios momentos majestuosos y espectaculares llenos de vida, tanto gracias a la excelente imaginería visual como a los conflictos físicos que viven los personajes.

Con un guión escrito a dos manos entre Marc Haimes y Chris Butler, el arco argumental más aventurero sigue por tanto unos senderos previsibles si conoces este tipo de historias –ya sea por películas, novelas o videojuegos–. A parte, se abusa demasiado de la exposición para revelar ciertos detalles importantes de la historia. Considerando la ambición y altas intenciones buscadas en este proyecto, todo ello se le puede criticar por no estar a la altura de lo ofrecido en todos y cada uno de los otros aspectos de la producción.

Con mucho corazón

Porque más allá de la odisea vivida, “Kubo y las dos cuerdas mágicas” es una película llena de magia. Primeramente, por estar llena de elementos y detalles sumamente sorprendentes. Además, por el tratamiento sobre el poder de las leyendas y de los cuentos a la hora de moldear el presente para condicionar el futuro. Trata sobre su impacto en el imaginario colectivo, y cómo a través de las palabras se pueden desprender realidades sobre sus narradores. Porque detrás de toda historia hay inevitablemente elementos personales que sacan a relucir verdades escondidas.

Mona
Mona

Pocas películas –y ya ni que decir de animación– han conseguido hablar de un modo tan elocuente sobre el dolor de la pérdida personal y como los recuerdos pueden alzarse como un faro a seguir de generación en generación. Son ideas que generan varios momentos punzantes que hacen de la película una experiencia todavía más inolvidable. Además, ojo con el título.

Marcando estilo

Punto a parte a todo el apartado visual, empezando por el estilo de animación escogido. Los estudios Laika se desmarcaron de la competencia al utilizar el stop motion como técnica de animación. Es un método que han ido perfeccionando durante su corta –pero imprescindible– filmografía que incluye “Los mundos de Coraline” (Henry Selick, 2009), “El alucinante mundo de Norman” (Chris Butler & Sam Fell, 2012) y “Los Boxtrolls” (Graham Annable & Anthony Stacchi, 2014). Con “Kubo y las dos cuerdas mágicas“, los animadores cogen el stop motion y lo mezclan con retoques de post producción que le otorgan un look visual simplemente increíble.

Al final, la película no termina de verse como stop motion puro pero tampoco termina siendo CGI como nos tienen acostumbrados. Se produce una mezcla entre ambas técnicas que se alza como algo bastante único. Dicho esto, bien se le puede criticar que mediante esta fusión se pierde la artesanía de un modo de hacer tan tradicional como es el stop motion. Sin embargo, eso no desmerece la excelencia visual resultante.

Escarabajo
Escarabajo

Lo mejor de ello es que la fascinación visual no queda en simple pericia técnica. El director demuestra tener muy buena mano con la planificación y puesta en escena. Knight fue animador en todas las películas previas de los estudios Laika. Es con “Kubo” que hace el salto a la dirección, demostrando que a parte de animar estuvo tomando nota de los demás directores. Uno se puede perder con el atractivo acabado visual que ofrece cada plano de la película, sin caer nunca en preciosismos gratuitos visuales, dado que las imágenes siempre ayudan a hacer avanzar la historia.

Deudores de los mejores

Es redundante decir que el acabado visual final es simplemente mágico, pero es que es así. El nivel técnico, sumado a la obsesiva atención al detalle, es igualado únicamente por el trabajo de grandes artesanos de la animación del nivel de Isao Takahata o Hayao Miyazaki, los dos grandes artífices de los estudios Ghibli. Ambos nos han ofrecido películas como “El cuento de la princesa Kaguya” (Takahata, 2013), “El viaje de Chihiro” (Miyazaki, 2001) o “Nausicaä del Valle del Viento” (Miyazaki, 1984).

La comparación con el estudio japonés se puede llevar tanto al nivel de la gran sensibilidad que se saca de sus historias, como en el modo en que uno puede perderse fácilmente en los planos generales que ofrece “Kubo y las dos cuerdas mágicas“. Se puede observar el gran cuidado que han tenido a la hora de esbozar las imágenes, ya sea por unos planos generales intencionadamente vacíos, o por unos poblados llenos de vida. Sin embargo, es en detalles más pequeños como el movimiento de la piel de Mona o las creaciones de Kubo gracias a su magia, e incluso las expresiones de los personajes –atención a las arrugas en el rostro del pequeño protagonista mientras confiere su frase final–, donde sale a relucir el mimo de los animadores hacia la película.

Imagen de Kubo y las dos cuerdas mágicas
Imagen de Kubo y las dos cuerdas mágicas

Unas últimas notas…

Cabe mencionar por último la maravillosa banda sonora compuesta por Dario Marianelli. Con tonos asiáticos como pide la historia, el trabajo tiene apuntes épicos, oscuros, dramáticos y bellos durante toda la composición. “Ancestors” y “Monkey’s Story” destacan por su calidez y dulzura. Por otra parte, “Story Time” como un tema más vigoroso y acorde con lo que acontece en la película, y “United-Divided” por su epicidad. Lo cierto es que toda la BSO es igual de redonda, y destacar un tema es complicado.

Kubo y las dos cuerdas mágicas” es , sin más, una de las mejores películas del 2016 junto a “El cuento de la princesa Kaguya“. Llena de emoción, grandes sentimientos y una historia portentosa, la película roza la categoría de obra maestra debido a algunos puntos perfectamente criticables, pero existe en ella magia verdadera y única que finalmente resulta más importante y excepcional que la propia perfección.