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Basil el ratón superdetective (VVAA, 1986) | Crítica

17/02/2023
Basil el ratón superdetective imagen destacada

Basil de Baker Street

Son los años 80 cuando Disney pasa por una etapa de transición entre sus primeros clásicos animados y el posterior boom durante los 90. Durante esa época parece que la compañía perdió su toque comercial y atractivo general, al producir varios títulos alejados del romanticismo y fabulismo habitual. Muchos de ellos cayeron en el olvido, independientemente de su calidad inherente. Sin embargo, en su tradición de adaptar clásicos literarios de todas las épocas, nace ésta “Basil el ratón superdetective”, basada en una serie de novelas escritas por Eve Titus. A su vez, adaptaba los relatos de Sherlock Holmes, la popular creación literaria de Arthur Conan Doyle, dándole una vuelta de tuerca con el personaje convertido en un regio ratoncito.

La película arranca con el crimen que catapultará los acontecimientos de la narración: el secuestro de un viejo inventor. Será trabajo de su hija pequeña Olivia Flaversham buscar la ayuda del famoso detective Basil, cuya mayor misión es poder atrapar por fin a su enemigo número uno. Una rata llamada Ratigan. Todo ello coincidirá con la llegada de Dawson, quien se convertirá en compañero de fatigas del detective.

Dawson, Olivia y Basil
Dawson, Olivia y Basil

Acción y aventuras

Seguramente sea una pena ver como un título como “Basil el ratón superdetective” pasa desapercibido dentro de todas las producciones de Disney. Se acreditan hasta cuatro directores diferentes: John Musker, Ron Clements, Burny Mattinson y David Michener; todos trabajando junto a Paul Galdone para adaptar los textos infantiles de Titus. El resultado final termina siendo una cinta de animación con tantas virtudes propias como las mejores producciones de la compañía del ratón. Tiene una mezcla de acción, aventura, misterio y puzles digna de las mejores adaptaciones del personaje. Amén de varias set pieces de antología que aprovecha con mucha maestría muchos recursos estilísticos propios de la animación. Solo hace falta ver el mismo prólogo, o el apoteósico clímax final en el Big Ben.

La película cuenta además con la suerte de contar con uno de los mejores compositores del Hollywood clásico: Henry Mancini. Conocido por títulos como “Sed de mal” (Orson Welles, 1958), “Desayuno con diamantes” (Blake Edwards, 1961) o “La pantera rosa” (Blake Edwards, 1963); el compositor compone aquí una melodía tan entrañable como el conjunto de la producción. Desde los dinámicos y divertidos “Main Title”, a la presentación del villano en “Enter Ratigan”, o temas más enfocados a lo tierno y melancólico de “Here’s Toby!”. Todo ello remitiendo directamente, de nuevo, a la edad de oro del cine americano.

Imagen de Ratigan
Imagen de Ratigan

Superdetective en Londres

Es destacable la excelente representación de sus personajes principales. Basil auna varias facetas del personaje al que homenajea: sus altibajos emocionales, su intrepidez, vanidad, dotes camaleónicas e inquietud mental… Nombrado tras Basil Rathbone, uno de los actores más célebres por haber dado vida a Sherlock Holmes en películas como “La garra escarlata” (Roy William Neill, 1944), se trata en realidad de una de las aproximaciones más acertadas del original literario. A su lado se presenta a Dawson como homenaje al siempre fiel John Watson. Aunque físicamente recuerda a Nigel Bruce (compatriota de Rathbone en sus seriales del detective), aquí es la máxima representación de la bondad y de la lealtad. Termina siendo el contrapunto humano a un Basil, en ocasiones, demasiado arisco.

Por su parte, Ratigan resulta un villano de lo más redondo. Mezcla de una genialidad que rivaliza con la de Basil, tiene también rasgos de mad doctor, como si saliera de una película de James Bond. Es especialmente brillante como su imagen se va desdibujando a lo largo de la narración, hundiendo su ego y orgullo para dejar salir su verdadera naturaleza. Pese a su rol antagonista, cuesta incluso no sentir cierta empatía hacia él.

A destacar una versión original que cuenta con el talento de Vincent Price (Ratigan), y un breve cameo de Basil Rathbone en el papel de… Sherlock Holmes.

El Sr. Flaversham
El Sr. Flaversham

Conviviendo en 221B de Baker Street

Si hay algo que comparten las varias producciones previas a los 90 basadas en el personaje, es el respeto y responsabilidad presentado hacia la creación de Conan Doyle. El personaje tiene un legado en la historia de la literatura que se ha intentado preservar a lo largo del tiempo. Si bien las primeras producciones cinematográficas intentaban capturar el tono pulp y ligero de los originales, a partir de los 70 se le quiso dar una capa trágica o dramática al detective. Se empezaba a jugar con la idea de que las novelas retrataban una versión idealizada y perfecta de un “alguien” mucho más humano y frágil, como en “La vida privada de Sherlock Holmes” (Billy Wilder, 1970). En el intento de buscar sombras en el personaje, siempre se apuntaba la idea de que el personaje de Doyle existía de algún modo dentro de esas mismas películas.

Bien, en “Basil, el ratón superdetective” se mantiene esa idea mostrándonos como el personaje titular vive, en realidad, en un pequeño espacio a pie de suelo de 221B de Baker Street, a modo de madriguera, mientras que sus aposentos son habitados por el Sherlock Holmes real. De nuevo, hay aquí el juego metareferencial de que, detrás de la ficción que presenciamos en la película, existe un auténtico Sherlock Holmes. Nada ni nadie mancilla la imagen de los relatos originales. No dejan de ser pequeños detalles que, sin embargo, ayudan a elevar el misticismo del personaje.

Fotograma de Basil, el ratón superdetective
Fotograma de Basil, el ratón superdetective

Un clásico a reivindicar

A todo lo comentado se tiene que añadir el diseño de los personajes, la magnífica representación de una Londres sumida en una niebla espesa, y una animación tradicional excelente. El ritmo no decae en ningún momento y la historia tiene su interés tanto por el conflicto dramático como por la rivalidad entre Basil y Ratigan.

En resumen, “Basil, el ratón superdetective” no es solamente un clásico del cine de animación, sino además una de las adaptaciones de Sherlock Holmes más fieles -y  mejores- hasta la fecha, llena además de varias referencias a los textos originales. Muy recomendable.