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La momia (Stephen Sommers, 1999)

09/06/2017
La momia (1999) imagen destacada

La momia y los monstruos de la Universal

Universal Pictures es una de las pocas productoras hollywoodenses en tener en su haber una aportación colosal al culto y mitología del terror más pulp. Esto es, películas centradas en criaturas fantásticas como DráculaFrankensteinel hombre invisible o el hombre lobo. Con ellas crearon obras imperecederas del género. Además, nació una nueva aproximación a la figura de la momia. Se trata de un personaje que, quizás por la carencia de un origen literario, ha pasado por multitud de iteraciones a lo largo de la historia del cine. Puede que las más populares sean las de los años 1932 y 1959, protagonizadas respectivamente por dos leyendas como son Boris Karloff y Christopher Lee.

La primera de ellas, producida por Universal en la misma época que títulos de igual envergadura; serviría de base para que el director Stephen Sommers le insuflara vida nueva a la historia para adaptarla a las tendencias contemporáneas del por aquél año 1999. Lejos de pretender hacer un remake manteniendo las bases de thriller de terror, Sommers decidió realizar una película de aventuras en toda regla. Cogió los elementos terroríficos cuando la película lo pedía, y añadió además una imaginación visual propia que convierten esta versión en una visión muy personal del director.

Brendan Fraser en La momia
Brendan Fraser en La momia

El nombre es Stephen Sommers

La película arranca con un flashback en el que una voz en off narra la relación prohibida entre el sacerdote Imhotep (Arnold Vosloo) y Anck Su Namun (Patricia Velasquez). Su estatus de concubina del faraón Seti I (Aharon Ipalé) impedía que cualquier otro hombre pudiera tocar su piel. Una vez destapado el affair, el cruel y brutal proceso de momificación es todo cuanto le espera a Imhotep para el resto de su eternidad. Siglos después, una patosa bibliotecaria llamada Evelyn Carnahan (Rachel Weisz) experta en egiptología y su hermano Jonathan (John Hannah) cruzarán sus caminos con el de Rick O’Connell (Brendan Fraser), quien les guiará hasta Hamunaptra.

Stephen Sommers es un director y guionista que se ha labrado una corta trayectoria cinematográfica. En ella ha desarrollado proyectos muy cercanos en tono al comic más cartoonesco para ofrecer entretenimientos desprejuiciados sin más pretensiones que la simple diversión. Se trata de una tarea aparentemente simple, pero de una complejidad que nada tiene que envidiar al cine más “serio”. Pues si bien hacer una película de entretenimiento es más fácil, hacer una BUENA obra de entretenimiento no lo es, para nada. Y aquí es donde entra una producción como “La momia”, una cinta cuya única razón de ser es entretener, sin más. Con suerte, Sommers, que en el futuro nos daría cosas tan olvidables como “Van Helsing” (2004) u “Odd Thomas, cazador de fantasmas” (2013), no se limita a conseguirlo, sino que además excede en ello.

Rachel Weisz y John Hannah
Rachel Weisz y John Hannah

Una montaña rusa de principio a fin

La momia” es una auténtica montaña rusa que no deja sitio para el respiro, en el mejor sentido de la palabra. Todo empieza por un guion, firmado por el propio director, perfectamente hilvanado para que las escenas fluyan naturalmente. Encuentra un excelente equilibrio entre el terror, la acción, el humor, la historia, los personajes y, lo mejor, la aventura. Porque por encima de todo, estamos ante una cinta de aventuras de corte muy clásico. Una en la que los elementos de terror se entremezclan con los puntos humorísticos con una naturalidad pasmosa. Lejos de caer en la autoparodia, el gag, o a modo de recurso fácil para sacar a los protagonistas de sus apuros; se utiliza el humor eficazmente para subrayar el carácter lúdico de la propuesta.

Gracias a ello, Sommers puede jugar con varios recursos que le dan a la película una frescura durante su metraje que ya les gustaría saber encontrar a muchos otros. Incluso llega a permitirse orquestar una secuencia entera al más puro estilo de “Los diez negritos”, sin que ello parezca fuera de lugar. Versatilidad en la escritura puede ser el mejor modo de describir el trabajo realizado aquí por su responsable.

Arnold Vosloo en La momia (1999)
Arnold Vosloo en La momia (1999)

La galería de personajes de La momia

Incluso la presentación de personajes es acertada, pese a que todos ellos tengan rasgos simples que tan solo requieren un pequeño brochazo para darles algo de personalidad. Como no puede ser de otro modo, Fraser es quien sale mejor parado en un papel para el que pareció nacer. Aventurero, resolutivo y temerario, resulta complicado no pensar en Indiana Jones o Allan Quatermain como base para crear ese macho alfa caricaturesco –que no cómico- como es este O’Connell.

Completamente opuesto a él, nos presentan a Evelyn con una encantadora y dulce Rachel Weisz antes de su alzamiento al estrellato. También a Hannah como un agradecido, y nada cargante, alivio cómico en un papel de niño rico mimado; cuyas pocas habilidades de dudosa moralidad terminarán siendo una ventaja para los protagonistas. Vosloo, por su parte, demuestra ya en el prólogo lo temible que resultará como adversario. Tiene una fisicidad atemorizante, si bien por otra parte tenga en realidad pocos minutos en pantalla sin maquillaje con efectos especiales.

Cambio de paradigma de los F/X

Además, “La momia” apareció en un momento importante de la historia del cine. Tras el año de su estreno las producciones hollywoodenses vivirían una nueva vuelta de tuerca provocada por el mismo hombre que sacudió la industria algo más de dos décadas atrás: George Lucas. Ese mismo año se estrenaría “Star Wars: Episodio I – La amenaza fantasma”. Fue una producción con la que su hacedor volvió a revolucionar el campo de los efectos especiales al recrear completamente por ordenador gran parte del universo que se ve en la película. Esto supuso un hito tecnológico comparable únicamente al que se vivió el año 1977 cuando se estrenó la que ahora conocemos como “Star Wars: Episodio IV – Una nueva esperanza”.

Imagen de La momia (1999)
Imagen de La momia (1999)

Así pues, con la entrada del nuevo siglo las grandes producciones abrazarían con los brazos bien abiertos el concepto del “todo vale” porque se puede recrear por ordenador. Si bien ello puede llevar a dar rienda suelta a la creatividad de los guionistas para enriquecer su escritura, también dio pie a la creación descarnada de grandes set pieces sin ton ni son. Escenas sin ningún trabajo de guion, con el pretexto de crear apabullantes secuencias digitales para llenar un vacío narrativo. Y es que, sin ir más lejos, solo hace falta ver la secuela de esta película, “El regreso de la momia” (2001), una producción infinitamente inferior a la original, y en la que no solamente hay ese abuso innecesario de efectos especiales; sino que además ha sido víctima del implacable paso del tiempo.

Todavía más virtudes en La momia

Es una lástima, porque otro de los aciertos en “La momia” es precisamente el cuidado uso de los efectos especiales. Todos ellos funcionan perfectamente. Desde las primeras apariciones de la criatura con un toque que recuerda al mítico stop motion de Ray Harryhausen; hasta las animaciones más fantásticas de la historia, como las creadas por la magia de Imhotep, que además dan fe de la tremenda visión creativa de Sommers. Vista tras casi dos décadas desde su estreno, se puede afirmar que en este aspecto no ha envejecido nada mal.

Ojalá muchas otras películas pudieran decir lo mismo.

Brendan Fraser es Rick O’Connell
Brendan Fraser es Rick O’Connell

Se podría seguir hablando sobre la inolvidable banda sonora de Jerry Goldsmith, la dinámica puesta en escena de Sommers o lo certero de todos y cada uno de los personajes secundarios. Como el personaje de Ardeth Bey interpretado por Oded Fehr, pero ya nos estaríamos alargando más de lo necesario.

Últimas reliquias de un género en obsolescencia

Que el cine de aventuras sea un género prácticamente muerto en el cine actual es algo que desgraciadamente se deja ver. Salvo contadas producciones como “Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio” (Steven Spielberg, 2011) –alarmante, por cierto, que haya tenido que ser él el que realizara una de las mayores películas de aventuras clásicas del siglo XXI-, la mayor parte de ellas tienden a ser películas muy flojas. Lo cierto es que, sin ser una producción innovadora, “La momia” es una película excelente. Ofrece hasta el límite todo lo que promete: entretenimiento puro y duro. El que lo haga además con unos actores y personajes carismáticos, y con un guion impecable; no hace más que situarla como un auténtico clásico a tener muy en cuenta.