Saltar al contenido

La noche del demonio (Jacques Tourneur, 1957)

07/09/2018
La noche del demonio imagen destacada

Pionero del thriller sobrenatural

El cine de terror de maldiciones tiene una gran deuda tanto hacia el relato del imprescindible escritor inglés M.R. James titulado “La maldición de las runas” (1911), como de la que se puede considerar su primera gran adaptación a la gran pantalla: “La noche del demonio” (1957), dirigida por Jacques Tourneur. Artesano del cine más que autor propiamente dicho, Tourneur se trata de un nombre del que se conocen más sus obras importantes que su presencia en ellas, pues entre muchos títulos de cine de B, algunos de más renombre como “La mujer pantera” (1942) o “Yo anduve con un zombi” (1943), también cuenta con auténticas obras maestras como “Retorno al pasado” (1947), “El halcón y la flecha” (1950), o ésta “La noche del demonio”.

La historia arranca con el asesinato del profesor Henry Harrington (Maurice Denham) a manos, o así nos lo quieren hacer creer, de un demonio salido del mismísimo averno. Cuando su colega John Holden, un famoso psicólogo, llegue a Inglaterra por otros motivos y se entere del fallecimiento de su amigo, iniciará una pesquisa que lo arrancará de su confortable mundo cerebral hacia uno donde las sombras parecen guardar todo tipo de peligros. El resultado de estas investigaciones le pondrán en el camino del carismático Doctor Karswell (Niall MacGinnis). Se trata de un personaje demasiado conocedor de las artes oscuras y satánicas.

Dana Andrews en La noche del demonio
Dana Andrews en La noche del demonio

Jacques Tourneur, uno de los grandes artesanos

Lo cierto es que son muchas las virtudes otorgadas por el director. A partir de un prólogo mucho más literal de lo que parecería recomendable, Tourneur decide jugar durante toda la película con el poder de los puntos de vista para sembrar la duda sobre las cosas inexplicables que vive el héroe de la historia, el doctor Holden, aún más cuando el exhibicionismo gratuito de Karswell no parece dejar lugar a dudas sobre la existencia real de una fuerza sobrenatural más allá de toda comprensión. Con esto, el director consigue recrear una atmósfera agobiante a la par que ominosa. Con ello, juega a la sugerencia que tanto parece gustarle, con el objetivo de generar intriga.

Se trata de una aproximación al terror alejada del cine de la Hammer o de Universal tan de moda en su día, y más en consonancia a otros títulos imprescindibles del género que le seguirían como son “Suspense” (Jack Clayton, 1961) y “La casa encantada” (Robert Wise, 1963), ambos también basados en obras literarias: el primero en el relato “Otra vuelta de tuerca” (1898) de Henry James, y el otro en la novela de Shirley Jackson titulada “La maldición de Hill House” (1959).

Hay, por otra parte, algunos momentos en que Tourneur se ve obligado a utilizar recursos más directos. En estos casos, decide muy astutamente tirar de la máxima de menos es más con unos resultados que contrastan con el resto de la película pero que sin embargo se convierten en piezas fundamentales de toda la obra. Se le tiene que atribuir el mérito también a la fotografía barroca de Edward Scaife y a la ominosa música de Clifton Parker.

Niall MacGinnis en La noche del demonio
Niall MacGinnis en La noche del demonio

Adaptando a M.R. James

Otro gran acierto es como se trata al mal de un modo más supersticioso que físico, como algo universal, a partir de toda una iconografía propia del cine satánico que va de elementos de atrezzo como grimorios a secuencias enteras en las que se juega con las sombras, el fuera de campo, la niebla, el humo o el sonido para contrarrestar el eterno escepticismo del protagonista. Todo ello da para secuencias realmente angustiantes, algunas desde el principio y otras que empiezan por la burla y terminan en algo mucho más siniestro.

Considerando que el guion está basado en un relato corto, es normal que para su traslado al largometraje se haya tenido que aportar contenido para poder desarrollar la película apropiadamente. Charles Bennett es el principal responsable de la tarea. Aunque hay algunos problemas de ritmo en algunos segmentos de la película, se trata en realidad de una historia muy redonda, en la que sobra más bien poco, y de entre todas las cosas desarrolladas cabe destacar el excelente trabajo realizado en la relación antagónica entre Holden y Karswell.

Magia vs ciencia

El choque entre ambos es puramente intelectual, entre lo racional y lo mágico, entre lo estrictamente científico y lo abiertamente sobrenatural. Si bien Holden es el escéptico al que convencer, pues tiene siempre una respuesta aparentemente racional y verosímil para justificar cualquier acto “raro”, ese tempe austero dejará de ser su gran fortaleza cuando sus creencias empiecen a resquebrajarse. Quizás su tratamiento peca de ser demasiado obcecadamente cerrado en sus creencias a pesar de tener evidencias casi tangibles, hecho que puede provocar una cierta separación por parte del espectador.

Andrews con Peggy Cummins
Andrews con Peggy Cummins

En las antípodas se encontraría Karswell, un tipo de rostro amigable y de personalidad cercana. Se siente muy confiado en sus supuestas habilidades sobrenaturales, y cuya aura maligna se nos transmite por estar la película narrada bajo el punto de visto de Holden. Cabe decir en este aspecto el tremendo trabajo realizado por ambos actores. Tanto Dana Andrews como Niall MacGuinnis, a quien también se debe añadir a Peggy Cummins como Joanna Harrington, la hija del profesor asesinado que da arranque a toda la trama.

Clásico entre clásicos

En resumen, “La noche del demonio” se trata de un título imprescindible dentro del género. Un título, además, casi transgresor en una etapa del cine en la que el terror parecía ser propiedad de la Universal con sus monstruos variopintos o los excesos visuales de la Hammer. Por encima de esto, se trata de una obra cumbre dentro de la filmografía de un realizador tan interesante como Jacques Tourneur.