22 años de acción hasta Misión: Imposible – Fallout
Ya han pasado más de dos décadas desde que Ethan Hunt (Tom Cruise) aceptara su primera Misión Imposible pero, tras 22 años de acción más o menos afortunada, parece que al agente secreto más escurridizo del IMF todavía le queda mecha por quemar y muchos techos que alcanzar; pues con 56 años en sus espaldas Cruise consigue de nuevo regalar al espectador algo más de dos horas de suspense y ACCIÓN (sí, en mayúsculas) del bueno.
Misión: Imposible – Fallout es la culminación en muchos aspectos del trabajo visto en las cinco películas anteriores, alcanzando los más asombrosos niveles de espectacularidad (y peligrosidad) vistos hasta la fecha para poner punto y final a muchas de las tramas abiertas en los filmes previos.
Y es que el propio Christopher McQuarrie, ganador del Óscar de la Academia por su guión Sospechosos Habituales y el primer director que repite en la dirección de una película de la saga, lo decía sin tapujos: ‘uno de los motivos por los que la saga sigue siendo tan popular es el insaciable deseo de Cruise de hacer que cada entrega sea más emocionante e intensa que la anterior’ y que ‘nunca se olvida del público’. ¿Que más se puede pedir? (* información facilitada por Paramount Pictures Spain).
Tom Cruise vs Ethan Hunt
Del mismo modo que Indiana Jones, John McClane, Han Solo (aunque en este caso si lo hayan hecho), Lobezno o Toretto son personajes únicos y que muy difícilmente veremos encarnados por otros actores, a día de hoy es difícil imaginarse otro actor en la piel de Hunt. Y en este caso ya no es una cuestión de carisma o saber hacer; si no de la capacidad para ponerse al límite ante la cámara, pues más allá de gustos particulares, lo que Tom Cruise ha logrado a través de su personaje es muy difícil (¿imposible?) de igualar.
Y aunque a simple vista podría parecer una simpleza jugarse el físico (literal) para lograr retener la atención del público, cautivarlo y trasladar la tensión del personaje al espectador; ver al propio actor escalando el rascacielos más alto del mundo ‘Burj Khalifa de Dubai‘ (Misión: Imposible – Protocolo Fantasma), o colgándose de un Airbus A400 Atlas durante su despegue (Misión: Imposible – Nación Secreta), entre otras temeridades, no es precisamente algo que tomarse a la ligera por muchas medidas de seguridad que rodeen las escenas.
Unas temeridades que lejos de reducirse a una escena icónica, se amplifican en Misión: Imposible – Fallout, pues no vemos a Hunt en una secuencia imposible entre muchas de inverosímiles; si no que lo seguimos a lo largo de una película imposible entre muchos actos que sirven para profundizar en las relaciones entre sus personajes, agrandando un poco más, si cabe, la figura de Tom Cruise como una celebridad de las películas de acción, con permiso, por supuesto, de Dwayne ‘The Rock’ Johnson.
El equipo, el villano y el ‘hard power’ femenino
En Misión: Imposible – Fallout repiten caras conocidas como la de Luther Stickell (Ving Rhames), el único presente en todas películas, y al que le vemos la cara más humana en este episodio; Benji Dunn (Simon Pegg), presente en la últimas tres entregas, y que ha pasado de ser analista de sistemas en los laboratorios de IMF a convertirse en un particular agente secreto que pone ese punto de humor tan necesario entre tanta adrenalina desbordada.
Respaldando al equipo vuelve a aparecer Alan Hunley (Alec Baldwin) quién tras dejar el cargo de director de la CIA, ocupado por Erika Sloane (Angela Bassett), aparece como secretario del IMF; aunque poco puede hacer cuando la nueva directora de la CIA impone la presencia en el grupo de August Walker ‘The Hammer’ (Henry Cavill), un agente/asesino de la CIA que tendrá sus más y sus MENOS con Ethan y su equipo.
Todos ellos asociados para evitar que Solomon Lane (Sean Harris), el ‘malo’ de Misión: Imposible – Nación Secreta, logre culminar su venganza hacia Hunt y destruya todo lo necesario (ni más ni menos que con tres bombas nucleares) para demostrarle a Ethan quién manda.
#Womanpower
Pero el gran reparto de Misión: Imposible – Fallout no acaba aquí, pues cuenta con cuatro personajes femeninos que lejos de ser meras comparsas del espectáculo se erigen protagonistas de sus propias tramas. Repiten la antigua agente del MI6, Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), personaje que comparte el nombre con la protagonista de Casablanca Isla Lund (Ingrid Bergman) en un guiño (uno más) de McQ a la era dorada de Hollywood; y Julia Meade-Hunt (Michelle Monaghan), la mujer de Ethan.
Mientras que debutan la misteriosa, enérgica y seductora Viuda Blanca (Vanessa Kirby), con un papel de claroscuros que se van definiendo a medida que avanza la trama; así como la ya mencionada Erika Sloane (Angela Bassett). Todas ellas en unos papeles potentes y sobresalientes.
Localizaciones y escenas imposibles
Desde persecuciones a través de las calles de Paris, homenajeando la vista en el cortometraje ‘Rendezvous’, con unas secuencias trepidantes en coche y motocicleta que abrazan el Arco del Triunfo o la Ópera entre otros puntos icónicos de la ciudad, hasta los fiordos de la Isla Sur en Nueva Zelanda, con Tom actuando a la vez que pilotando todos los vehículos necesarios para huir o dar caza al enemigo.
También en Nueva Zelanda, en el Valle Rees (da para mucho), con una de LAS escenas (y una de LAS imágenes) de la película, a 600 metros de altura, sin efectos especiales, y con Cruise precipitado en caída libre (y no es la única caída libre de la película); o en Londres, con una nueva persecución, corriendo a través de la Catedral de St. Paul; la Estación de Blackfriars y el museo Tate de arte moderno (secuencia en la que Cruise se parte literalmente el tobillo). Demasiadas para decantarse por una.
Valoración de Misión: Imposible – Fallout
La saga Misión Imposible juega con la baza de poner a su protagonista delante de la cámara en todas sus escenas de acción, evitando en la medida de lo posible la participación de especialistas o el uso de los efectos especiales y, en mi opinión, es una fórmula tan arriesgada como exitosa; pues pocas películas tienen ese punto de ‘angustia placentera’ que produce ver al actor jugarse el pellejo para conseguir las mejores escenas de acción que hayamos visto.
En esta ocasión Hunt es víctima de sus errores y el director profundiza en su lado más vulnerable, algo que te hace empatizar con él por mucho (o poco) que te creas sus múltiples coreografías, ya sea encima de una moto o peleándose en unos baños públicos; y lo vemos asumiendo estoicamente las consecuencias de los mismos, así como ante la disyuntiva de escoger entre sus seres queridos y el resto del mundo.
Por todo ello, Misión: Imposible – Fallout es, sin duda, el episodio más extremo de la saga. Un exceso de acción (des)controlada que evita de algún modo meterse en terrenos (más) inverosímiles (¿Fast & Furious?) o incluso de fantasía; marcando mucho las distancias con los super héroes, lo cual es una agradable noticia en el panorama cinematográfico actual, cargado de ellos, pues consigue, sin máscaras ni capas, superarse en todos los niveles.