
Space Opera
El término space opera hace referencia a un sub género de la ciencia ficción que, en resumen, se define como “western en el espacio”. George Lucas lo popularizó en 1977 con “La guerra de las galaxias”, y ahora Joss Whedon lo lleva a un extremo inusual con «Serenity«: vemos personajes con armas y atuendos propios de un western, viajando a su vez en naves espaciales. Es un contraste que solo se ve agravado por otras imágenes de alta tecnología más habituales de la ciencia ficción.
Sin embargo, el director se las ingenia para hacer que esa mezcla de elementos parezca natural en esta historia futurista, pero con una base asentada en un realismo auto impuesto. El guión también se ve afectado por ese contraste de tonos, con unos diálogos que integran con facilidad frases en Mandarín con otras construidas como si los personajes vivieran en el lejano oeste. Whedon, que también se encarga del guión, se las ingenia para que esto tampoco esté fuera de lugar con unos diálogos enérgicos y concisos, a veces irreverentes, y siempre enfocados a definir la personalidad de cada personaje y las relaciones entre ellos. Whedon es especialmente brillante en este aspecto: huye de excesos de diálogo o exposiciones, buscando siempre un gran ritmo de guión.
Son modélicos los primeros 15 minutos en los que te presenta con una fluidez sorprendente el universo de la película, el contexto de la historia, el villano; y luego a los pasajeros de la nave Serenity con un plano secuencia en la que cada personaje queda bien definido gracias a unas simples líneas de diálogo. Lo mejor es que en ningún momento hay sensación de saturación de información.

De Firefly a Serenity
Una vez presentados a los personajes, son los mismos actores los que se encargan de terminar su caracterización. Aunque todos cumplen a la perfección, son Nathan Fillion, Summer Glau y Chiwetel Ejiofor los que más destacan. El primero con un personaje que aparenta controlar a su tripulación con mano férrea, pero que en el fondo esconde alguien necesitado de su compañía pecando solamente de un sentido de sobre protección bueno para ellos, pero malo para el resto del universo. Ella interpretando a una mortífera arma letal, pero con una niña pequeña, traumatizada y perdida en su interior. Por último, Ejiofor interpreta solemnemente a un asesino de fe incuestionable hacia el gobierno por el que trabaja, incapaz de poner en duda la pureza de sus acciones, por muy retorcidas que sean.
Serenity es el salto a la gran pantalla de Whedon como director, y aunque había trabajado en la televisión durante años, se le nota poco hábil con el cambio de formato. Sus planos son generalmente funcionales y su mayor baza radica en el notable trabajo de fotografía. Tiene una imagen que recurre a lo oscuro y sucio para plasmar el futuro distópico que nos presenta la historia y, sobretodo, el submundo criminal en el que se mueve la tripulación de Serenity.

En resumen…
A medida que avanzamos en su metraje, la película pasa de lo pícaro a lo épico y de la comedia a la tragedia. Al terminar la película habremos escuchado dilemas sobre el orden contra el caos o la fuerza de la fe como motivación necesaria para el ser humano. Son tan solo pinceladas en un marco de película de aventuras en el espacio, llena de excelentes escenas de acción protagonizadas por personajes memorables. Todo ello está perfectamente hilvanado en un guión impecable que convierte «Serenity» en la que es fácilmente a día de hoy la space opera más importante desde el estreno de “El Imperio contraataca” (Irvin Kershner, 1980).