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Star Trek (J.J. Abrams, 2009)

01/08/2016
Star Trek imagen destacada

Reiniciando un universo

La space opera es probablemente el sub género de la ciencia ficción más explotado en el cine “gracias” -por decirlo de algún modo- al boom cultural que supuso “La guerra de las galaxias” (George Lucas, 1977) cuanto se estrenó. De algún modo, asentó en el imaginario colectivo que la ciencia ficción equivalía a la presencia de seres raros, naves espaciales o mundos imposibles como si fueran inherentes al género. En esta ocasión J.J. Abrams se encarga de adaptar a la sensibilidad del blockbuster actual una franquicia sesentera con rasgos parecidos a la obra de Lucas como es la de Star Trek, concebida por Gene Roddenberry.

De este modo, Abrams no pierde el tiempo e inicia la película presentando a Kirk (Chris Pine) y a Spock (Zachary Quinto), los dos protagonistas. Nos muestran las motivaciones que los llevan a alistarse en la academia espacial en un prólogo que ya marca el tono general de la producción. El primero destaca por su carácter impulsivo, temerario y sinvergüenza, a modo de Han Solo. Por otra parte, el segundo esta marcado por las costumbres de su planeta natal Vulcano, donde los sentimientos se purgan por interferir en la predominante lógica que les ayuda a tomar siempre decisiones racionales. Ambos personajes cruzaran caminos del modo más improbable y el consecuente choque de personalidades iniciará una relación que vertebrará la historia de la película.

Zachary Quinto y Chris Pine
Zachary Quinto y Chris Pine

J.J. Abrams

Para empezar, si hay algo destacable en este “Star Trek” es la visión de Abrams para reimaginar el universo presentado. Da un tono general acertadísimo que mezcla sin pudor la espectacularidad y dramatismo que se le piden a los blockbusters contemporáneos, llenos de elementos trágicos, conflictos entre los personajes, acción y explosiones; con aspectos retro característicos de la franquicia. Esto último se resume básicamente en todo el diseño de producción, y la sensibilidad hacia lo misterioso y la aventura parecida a la manifestada por directores como el mismo Lucas o Steven Spielberg. Además, se denota un gran cariño hacia el material de base. También muchas ganas de presentar el universo trekkiano a un público masivo que seguramente lo había menospreciado hasta ahora, y Abrams y su equipo lo logran sin perder por el camino a las legiones de fans.

Otro acierto por parte del director recae en el buen ojo que demuestra tener con el casting, especialmente por lo que respecta a los miembros que terminaran formando la tripulación de la nave espacial EnterpriseSimon Pegg (Montgomery “Scotty” Scott), Karl Urban (Leonard “Bones” McCoy), Anton Yelchin (Pavel Chekov), John Cho (Hikaru Sulu), Zoe Saldana (Uhura), a parte de los ya mencionados Chris Pine y Zachary Quinto. Todos ellos actores carismáticos difícilmente mejorables en sus papeles. Demuestran tener una presencia en pantalla digna de elogio, y que les permitirían poder sostener individualmente escenas propias. Fuera del grupo principal, también cabe destacar la elección de Bruce Greenwood como Christopher Pike, mentor de Kirk y capitán de la Enterprise. Por último, tenemos a un gran Eric Bana como el villano de la función Nero.

Eric Bana en Star Trek
Eric Bana en Star Trek

Mal apartado visual…

Aquí terminan los halagos hacia la figura del director, porque duele ver como falla en el apartado visual. Mucho se ha dicho de su uso del lens flare. Es un recurso utilizado en una gran cantidad de blockbusters americanos -sin tanto abuso todo sea dicho- pero en este caso no es ni por asomo el mayor problema en este apartado.

Se denota poco gusto hacia la planificación. La puesta en escena es realmente pobre (puede que debido a sus orígenes televisivos), y tiende a utilizar recursos videocliperos como la cámara en mano y planos torcidos para provocar nervio en la narración. Sin embargo, lo que consiguen en su lugar es alejar al espectador del drama con unas ideas visuales que no van en sintonía con el resto de «Star Trek«. Al final, genera un barullo visual que puede provocar diversas sensaciones, desde el mareo hasta la posibilidad de perder el hilo narrativo, y es un aspecto que ahora, visto en retrospectiva, se puede afirmar que ha mejorado enormemente.

Star Trek, de J.J. Abrams
Star Trek, de J.J. Abrams

…y un guion mejorable

Por otra parte, Alex Kurtzman y Roberto Orci son los encargados del guión. Al igual que el director, su cometido funciona a medio gas. Como hemos comentado, la historia esta entroncada en la relación entre Spock y Kirk. En este aspecto la película funciona tanto en concepto como en ejecución. Pero nos encontramos con una película con tantos secundarios que no sabe que hacer con ellos. Mientras algunos consiguen algún momento de gloria, otros se quedan sin su merecida escena estelar.

Nero es un villano cuya entidad proviene en gran parte de Bana. El guión no indaga en su personalidad más allá de sus motivaciones. Al final te quedas más con lo que podría haber sido que con lo que es en realidad. Siendo «Star Trek» una película de aventuras, no le faltan escenas trepidantes y acción a raudales, pero entre todas ellas resulta complicado destacar un momento realmente extraordinario. Aunque no haya nada especialmente malo en la producción, tampoco hay ninguna escena especialmente memorable.

Bruce Greenwood en Star Trek
Bruce Greenwood en Star Trek

Convencional pero entretenida

Es complicado pasar por alto la banda sonora compuesta por Michael Giacchino –quien toma el relevo de Jerry Goldsmith para revitalizar los temas de la franquicia–. Recrea el tema principal con una melodía igual de memorable que adapta perfectamente a cada situación, ya sea dramática o aventurera, en un trabajo final que combina perfectamente el frenetismo con lo dramático y lo misterioso.

En resumen, este reboot de “Star Trek” se podría considerar como una producción con tantos aciertos como problemas. El resultado final no deja de ser un blockbuster decente que encuentra un meritorio punto intermedio entre las exigencias industriales del cine actual con la nostalgia de una franquicia de estas características. Tiene un ritmo frenético en el que siempre están pasando cosas, y en general se puede considerar una película palomitera un tanto convencional pero finalmente solida.