Descifrando identidades en The Imitation Game
Basada en hechos reales, «The Imitation Game» narra la historia del genio matemático Alan Turing (Benedict Cumberbatch). Sus invenciones ayudaron a Occidente a ganar la Segunda Guerra Mundial. En medio del conflicto bélico, tendrá que enfrentarse también contra su propia identidad.
Estamos ante una película muy sencilla, con una puesta en escena plana, un guión lleno de tópicos casi siempre pobremente desarrollados, y con personajes de nula personalidad. Toca temas de un modo muy superficial y poco original como el sexismo, discriminaciones sociales, secretos de estado, desacuerdos grupales y choques de poder; todo esto alternado en tres épocas temporales distintas. Hay la intención de formular tanto una suerte de thriller de espionaje y como de drama psicológico alrededor de la mente de Turing. Al final queda como un cruce descafeinado entre las muy superiores “Una mente maravillosa” (Ron Howard, 2001) y “El topo” (Tomas Alfredson 2011). Sin embargo, en ningún momento se llega a ningún lado.
Además, peca de tener un excelente casting tristemente desaprovechado. Cabe destacar especialmente Mark Strong y Benedict Cumberbatch de entre todos ellos; aunque el primero apenas aparece. El protagonista, por su parte, crea un personaje excéntrico con tics particulares que seguro deleitará a la Academia de los Oscars. De los demás, poco se puede decir.
Un material desaprovechado
Lo peor es la sensación de que a manos de otro director, «The Imitation Game» podría haber sido una gran película, porque la historia que cuenta y la vida de Turing son muy interesantes. A pesar de todo ello, Cumberbatch arrastra carisma, siendo casi lo único salvable de esta mediocridad; hay también momentos cómicos fruto de sus excentricidades que funcionan correctamente y los momentos dramáticos llegan a emocionar. En resumen, estamos ante una película curiosa por la historia que nos cuentan, y por un reparto carismático. La interpretación de su protagonista también es bastante buena, pero el conjunto es para verla y olvidarse de ella al día siguiente.
