Rompiendo el original
Venom es uno de los personajes más populares de la galería de villanos de Spiderman, de tal modo que la popularidad ha reconducido todo su personaje de villano malísimo a antihéroe de moralidad gris. Es por eso que las expectativas fueron desmesuradas cuando se anunció su primera aparición en la gran pantalla con “Spiderman 3” (Sam Raimi, 2007).
Sin embargo, el resultado de la película forma ya parte de la historia del cine de superhéroes. Tras la decepción final que supuso esa iteración se esperó una segunda oportunidad. Una oportunidad que llega ahora, en plena efervescencia superheroica impulsada por el titán en que se ha convertido Marvel Studios, aún más tras poder utilizar a Peter Parker, y a las puertas de recuperar a los X-Men y a los Cuatro Fantásticos tras la compra de la Fox por parte de Disney. Sin embargo, es importante resaltar que ésta “Venom” es una película de Sony Pictures. En teoría vive fuera de la misma continuidad de los Vengadores y, por tanto, alejada de poder enfrentarlo al Spiderman actual interpretado por Tom Holland.
Esto es, hasta que haya un cambio de idea y se decida lo opuesto.
Esta separación puede resultar poco atractiva en principio, pero también es cierto que proporciona libertad creativa a directores y guionistas para poder hacer cualquier cosa con el personaje, sin las ligaduras de tono e historia que suponen los universos compartidos, y que están convirtiendo el género en películas completamente homogéneas.
Ruben Fleischer
Ruben Fleischer (“Bienvenidos a Zombieland”) es el responsable de la dirección, con un guion escrito a 2, 4, ¡6! manos: Jeff Pinkner, Scott Rosenberg y Kelly Marcel. Los que hayan visto “Bienvenidos a Zombieland” (2009) conocerán el gran sentido del humor que guarda por encima del contexto terrorífico de una plaga zombie. Partiendo de esta idea, la mezcla entre humor y terror, uno puede hacerse una buena idea de lo que esperar de ésta “Venom”. Y no se equivocarán.
La película nos presenta a Eddie Brock (Tom Hardy)como un periodista investigador que se dedica a destapar los trapos sucios de la gente, sin importarle como conseguirlo y las consecuencias de sus acciones. Cuando se entere de que su pareja Anne Weying (Michelle Williams) tiene documentos privados de la corporación Life liderada por Carlton Drake (Riz Ahmed), no dudará en romper su confianza para tener la primicia.
Una buddy comedy bizarra
La narración sigue al pie de la letra la estructura de orígenes de personaje, presentando al protagonista, la mitología propia del elemento fantástico –en este caso el simbionte-, desarrollando la dualidad que se provoca cuando ambos confluyen y culminando en un tercer acto lleno de acción y pirotecnia. Lo que diferencia “Venom” del resto de historias parecidas, especialmente aquellas producidas por Marvel Studios, es que Fleischer consigue dar tono y personalidad propia a la película, mezclando descaradamente el mejor cine de terror y ciencia ficción ochentero como “La cosa” (John Carpenter, 1982), “La invasión de los ultracuerpos” (Philip Kaufman, 1978), el cine de David Cronenberg o, sobretodo, «Hidden (Lo oculto)» (Jack Sholder, 1987), con un sentido del humor negro muy autoconsciente. Es por eso que en lugar de suavizarlo, lo abraza sin tapujos convirtiéndolo a veces en algo realmente siniestro.
En este aspecto cabe destacar la dualidad o relación híbrida que se produce entre Brock y la personalidad del propio simbionte. Interesante de comienzo, la película trastabilla cuando se aproximan más a la buddy comedy con el contraste de personalidad entre los dos personajes, menoscabando así el terror espacial que supone la llegada a la Tierra de un parásito como el simbionte. Es una decisión consciente y, por tanto, desarrollada consecuentemente. Sin embargo, no todos los puntos cómicos funcionan igual de bien, y termina levantando la pregunta de si no hubiera sido mejor dejar el sentido del humor en segundo plano para potenciar el tono terrorífico de monster movie con científico loco de por medio.
De viñetas a fotogramas
Punto a parte para los aspectos más técnicos. Sorprende la fotografía de Matthew Libatique. Sale airoso de presentar un personaje de traje negro en fondos mayoritariamente oscuros, pues el simbionte aparece sobretodo en escenas nocturnas. Se consigue así una buena atmósfera, apropiada para el tipo de película que busca ser, y ayuda al trabajo de integración de los efectos especiales. Detrás de las cámaras Fleischer no destaca demasiado salvo en secuencias muy concretas, y al final se pierde con unas composiciones dónde prima el esteticismo de viñeta de cómic por encima de la correcta lectura de la imagen.
Sea como sea, lo seguro aquí es el gran trabajo de Tom Hardy, quien lleva en sus hombros el peso de la película dado que el resto del reparto –Williams, Ahmed o Jenny Slate como una ayudante de éste- son meros secundarios con poco peso y desarrollo que intervienen en la vida de Brock para que éste tenga su arco de personaje y de super(anti)héroe. El actor se entrega completamente al papel, demostrando el buen actor cómico que puede llegar a ser, a la vez que refleja el terror de todo cuanto acontece a su alrededor.
La oveja negra del género
Estrenar una adaptación como “Venom” hoy en día es un riesgo al ver como el público acoge con brazos abiertos propuestas tan serias y dramáticas como las que pueda ofrecer la competencia. Esa digresión puede provocar rechazo por parte del público y, finalmente, desgana de las productoras a la hora de ofrecer productos diferentes.
No vamos a negar que se trata de una película imperfecta con varios puntos de guion que no funcionan. Pero tampoco nos engañamos en nuestra creencia de que lo mismo sucede en la mayoría de películas actuales basadas en superhéroes. Es por eso que el soplo de aire fresco que le otorga el director, el tono desenfadado, y la buena presentación tanto de la mitología del simbionte como de Eddie Brock -mejorado por la interpretación de Hardy-, convierte esta propuesta en una muy disfrutable y reivindicable, atendiendo a la mala recepción crítica que ha recibido y la tibia valoración entre el público, a pesar del moderado éxito de taquilla.
En resumen, que queremos una secuela para ya, y con el mismo equipo artístico.