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Cenicienta (Kenneth Branagh, 2015)

20/04/2015
Cenicienta imagen destacada

Adaptando un clásico inmortal

Otra vuelta de tuerca al clásico cuento de hadas de Charles Perrault “La Cenicienta”, ahora bajo la dirección de Kenneth Branagh. La película tiene todos los elementos típicos de este tipo de historias: contraste de personajes simples con rasgos muy exagerados, seres maravillosos, animales inteligentes, paisajes y casas de ensueño, un personaje principal que siempre actúa del modo más correcto… Son historias de un carácter pintoresco que normalmente quedan mejor como película animada que en imagen real, pero aquí el director se las apaña para que funcione gracias a los efectos especiales y un sentido del drama afortunadamente moderado que atenúa el tono pomposo de este tipo de historias. La película es dramática, pues son muchas las desgracias que vive la protagonista. Sin embargo, el director se preocupa de que sintamos por ella sin entrar en el terreno de lo melodramático.

Lily James y Richard Madden

Ella (Lily James) es un personaje que se rige por unas palabras que le dice su madre: “se amable y valiente”, con las que se enfrentará a todos sus problemas durante la narración. Aunque pueda parecer a veces un credo un tanto inverosímil, el mismo tono de la película ayuda a que funcione. El virtuosismo de Ella tiene puntos inocentes e ingenuos que la hacen adorable, en el mejor sentido de la palabra. Cabe mencionar aquí la elección de Lily James como el personaje titular.

Lily James en Cenicienta
Lily James en Cenicienta

Su imborrable sonrisa es entrañable y atona perfectamente las tragedias evitando una interpretación melodramática. Se tiene que comentar por eso el punto controvertido de esta elección de casting. Cenicienta es un personaje que enamora al Príncipe por sus ideales y modo de ser. Coger una actriz con el rostro de Lily James, que es el personaje femenino más atractivo de toda la película, hace poner en duda las intenciones del cuento original. Sea como sea es un cuento de hadas, por lo que se puede dejar pasar.

Richard Madden se limita a cumplir su papel de príncipe heredero al trono, y resulta más carismática la presencia de Derek Jacobi como su padre, el Rey. Del resto del reparto el que sale mejor parado es Cate Blanchett como Lady Tremaine. En esta versión el personaje tiene rasgos de femme fatale. No dudará en manipular y chantajear para lograr sus objetivos, casi todos enfocados a posicionar a sus dos insoportables hijas entre la realeza. La actriz traslada el magnetismo fuera de la pantalla, y eleva sus momentos entre los mejores de la película, animando la narración.

Imagen de Cenicienta
Imagen de Cenicienta

La dirección de Kenneth Branagh

Visualmente es muy elegante. Kenneth Branagh y el director de fotografía deciden rodar «Cenicienta» en analógico para darle un aire añejo a la película. Los paisajes y la casa de Ella están dotadas de colores saturados para resaltar el tono de cuenta de hadas, y el arte de toda la casa es también de ensueño. El diseño de producción de Dante Ferretti y la dirección de arte de Ravi Bansal se encargan de dar la magia necesaria a la película, con gran éxito.

Aunque más majestuosas, las panorámicas del castillo están hechas digitalmente para resaltar el carácter fantástico de la historia, pero lucen un aspecto demasiado artificial. Lo mismo se puede decir de otros ciertos excesos de CGI, como los protagonizados por los animales que pueblan la película. Eso no quita que haya un par de momentos en el que los efectos especiales funcionan bien, aunque curiosamente son unos en los que se utilizan de un modo menos ostentoso. Con todo, el resultado general en este aspecto es más que satisfactorio.

Richard Madden en Cenicienta
Richard Madden en Cenicienta

Recomendable y entrañable fábula

Ante una historia como la que nos trae entre manos era fácil caer en el melodrama y la pomposidad desatada. Sin embargo, Branagh se las apaña para mantenerlo todo en raya. Es complicado no esbozar una sonrisa en la boca en algunos momentos, pues “Cenicienta” es una película enternecedora y con un gran corazón, uno creado hace siglos por Perrault y que el director adapta ahora perfectamente. Así, lo que queda es una película muy recomendable para todos los públicos pero especialmente para los más pequeños.