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Chappie (Neill Blomkamp, 2015)

17/03/2015
Chappie imagen destacada

De vuelta a la ciencia ficción

En «Chappie«, Deon Wilson (Dev Patel) es el creador de robots policías programados para erradicar cualquier delincuencia. Harto del uso que le dan, creará una inteligencia artificial capaz de aprender y pensar por si misma.

Neill Blomkamp regresa a la ciencia ficción tras «Elysium» (2013). Dirige esta película sobre el crecimiento del robot titular, desde su presentación como centinela hasta su madurez final, pasando por el momento de “concepción” a manos de Deon. En su historia, hay una denuncia hacia la anulación de la individualidad y la búsqueda de uno mismo en una sociedad opresiva que agarra a la persona para llevarla hacia su terreno, provocando malestar en el individuo, o en este caso, robot.

Así, alrededor de Chappie, quien cobrará consciencia con la mentalidad de un crío, aparecen varias figuras que influenciarán su progreso. Por una parte Deon, que se preocupará por su buen crecimiento. Por otra, los yonquis Ninja (Ninja) y Yolandi (Yo-Landi Visser), que asumirán los papeles de padres cumpliendo las tareas previsibles: ella la de figura atenta y cariñosa, y él el de autócrata que le enseñará la dureza de la vida y como salir adelante en ella. Hablamos sin embargo de una vida de delincuencia, y en toda su inocencia Chappie actuará completamente ignorante del mal que está haciendo.

Chappie
Chappie, de Neill Blomkamp

Las buenas ideas de Chappie

Aunque la premisa tiene interés y un gran potencial, su ejecución es, cuanto menos, muy fallida. Blomkamp crea un robot que cruza la letalidad y capacidad destructiva de un Robocop con una personalidad de niño; con la intención de denunciar el carácter violento y destructivo del ser humano. Chappie empezará preguntando por las cosas pequeñas que ve a su alrededor, enfatizando hasta la saciedad su carácter aniñado. Al final formulará cuestiones sobre porque las personas se matan entre ellas. Son planteamientos interesantes, pero desafortunadamente producen bochorno en lugar de conmover.

Porque estas dudas se encuentran dispersas en un guión tedioso. Cuando llega el momento de que se cuestionen esas cosas a uno ya no le importa ni la historia ni el personaje. En su búsqueda por retratar al robot como un niño pequeño con falta de un buen guía, un Pepito Grillo que le aleccione adecuadamente, el director dibuja un personaje más cargante que entrañable. Llega un punto en el que deseas que alguien apague su botón de encendido.

Dev Patel y Hugh Jackman
Chappie, de Neill Blomkamp

Neill Blomkamp

Visualmente es fea y a veces luce un look de vídeo que le quita el poco sentido cinematográfico que tiene. Blomkamp compone planos que parecen sacados de un videojuego en un intento de crear un punto de vista para el protagonista. Poco se puede decir de su trabajo en la planificación, pues ésta carece de gusto y resulta muy rutinaria. Quizás se salva el nervio que le da a la cámara para las escenas de acción y una excelente integración de efectos especiales. Los pocos momentos dramáticamente potentes se ven aplastados por un guión muy flojo. Y aquí es donde radica el problema más grande de la película: el guión.

Los personajes no dialogan, se tiran líneas conceptuales de exposición entre ellos. Son diálogos pobres en la mayoría de casos, cuyo propósito es dar sentido a una historia que de otro modo seguramente no se entendería. Le falta mucho ritmo. El reloj gira alrededor de dos horas y hay un mayor interés para que la película termine cuanto antes que en el devenir del robot. Se plantean otros temas interesantes del género, pero llegan tarde y están metidos con calzador. Por último, los personajes son poco interesantes y buscan crear simpatía a través de unos actores caricaturizados en los estereotipos que interpretan.

Imagen de Chappie
Chappie, de Neill Blomkamp

El reparto de Chappie

Sharlto Copley da voz al robot en su versión original con poca gracia, y Ninja y Yo-Landi, el dúo cani protagonista, resultan cansinos. Dev Patel se esfuerza en rascar algo de un guión que simplemente no da. Además, resulta completamente incomprensible cómo dos actores como Hugh Jackman y Sigourney Weaver decidieron participar en esta película, considerando además que no luce un gran presupuesto. Por otra parte, tiene una banda sonora formada por una machacante música electrónica que al ver los créditos finales sorprende ver que viene firmada por Hans Zimmer.

Una película sin pies ni cabeza

La pura realidad es que “Chappie” es una película muy abismal. Se podría salvar si al menos se pudiera llevar a los críos para reírse con el robot y los chascarrillos de sus “padres”. Sin embargo, la película tiene tanta violencia que lo hace imposible. Recomendable si te gusta el estilo general del director o el tema, si no… Mejor a otras cosas. Como la también reciente “Ex Machina” (Alex Garland, 2015), con unas temáticas parecidas.