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El castillo ambulante (Hayao Miyazaki, 2004)

19/06/2015
El castillo ambulante imagen destacada

Adaptando un cuento europeo

En “El castillo ambulante” el director japonés Hayao Miyazaki adapta, tras «El viaje de Chihiro» (2001) una novela de Diana Wynne Jones. Pero le añade detalles y toda una iconografía que la hacen fácilmente reconocible como una obra propia del director. No faltan sus tesis habituales: una postura antibelicista, una línea divisoria difusa entre buenos y malos, una visión de la naturaleza como sinónimo de descanso, la paz como fin último de la humanidad, o un esfuerzo por resaltar la fortaleza interior de uno mismo. Éste más que cualquier otro es el sentimiento más arraigado en la película, y por partida doble.

Cuando nos presentan a Sophie vemos que es una chica ordinaria sin nada destacable. Es la mayor de tres hermanas, y se dice a ella misma que por tanto esta destinada a no sobresalir en nada porque “todo el mundo sabe que la mayor es la primera en fallar en la vida“. Ve ante ella una inexorable línea recta que conduce su vida a un porvenir mediocre. Tras un encontronazo con el mago Howl, personaje temible cuya leyenda dice que captura a las chicas jóvenes guapas para arrancarles el corazón porque él ha perdido el suyo; otra bruja malvada enemiga del mago hará un maleficio a Sophie que la hará envejecer hasta aparentar 90 años. Es a partir de aquí que empezará su aventura. Libre de sus temores juveniles y al no tener nada que perder, emprenderá en un viaje para poder romper el encantamiento.

Sophie en El castillo ambulante
Sophie en El castillo ambulante

Nuestro lado oscuro personal

Durante el trayecto se encontrará con varios personajes hasta terminar en el infame castillo vagabundo de Howl. Se trata de una enorme construcción barroca que vaga sobre cuatro patas, sin rumbo, entre valles y montañas. Allí llegará a conocer mejor al joven brujo y terminará enamorándose de él. Veremos como Howl es también un alma perdida: un joven que ha perdido su corazón (y pasión) y que se pasa el día vagando en la intranscendencia, solitario e indiferente.

Su máxima preocupación es parecer siempre elegante, aferrándose a ello como si fuera la única balsa que lo mantiene a flote. A medida que avanza la narración y presenciamos los roces de Howl con su lado oscuro, percibimos que hay algo más personal en el encantamiento al que Sophie ha caído presa. Será solo gracias a su coraje, valor y algo de terquedad que conseguirá ayudar a los demás y, de paso, a si misma.

La historia de «El castillo ambulante«, más allá de ser adaptación, es una amalgama de ideas, personajes y tramas diversas que van entrando y saliendo de la historia cuando le conviene al director. Se le puede criticar de tener un final precipitado y un tanto fácil, a parte de un cierto exceso de metraje, pero lo indudable aquí es la capacidad para fascinar que tiene el director. La película invita a adentrarte en el mundo mágico presentado de un modo que traspasa el mismo sentido narrativo cinematográfico, ya sea por los carismáticos personajes, la historia o simplemente por su animación.

El castillo ambulante, de Hayao Miyazaki
El castillo ambulante, de Hayao Miyazaki

La magia de El castillo ambulante

Sus imágenes están llenas de vida y las impregna siempre de un gran sentimiento. A veces adquieren un punto simplemente sensorial, denotando que el director es el conductor de nuestras percepciones incluso en escenas aparentemente intrascendentes. El modo perfecto en el que anima las distintas capas de los planos, la paleta de colores utilizada para escenificar los idílicos paisajes, el modo con el que dibuja el movimiento de los arboles, la hierba y toda la naturaleza en general… Simplemente hay que verlo. Los planos en si además están perfectamente planificados y diseñados, demostrando una atención al detalle abrumadora.

Parte del encanto descrito hasta ahora se le puede atribuir al compositor habitual del director, Joe Hisaishi. Nos encontramos en una de esas relaciones en las que el trabajo del músico se convierte en una pieza fundamental de la obra del director, en unas colaboraciones que se complementan como si hubieran nacido destinados a cooperar juntos. Hisaishi traduce la magia y belleza de las imágenes en una partitura que toca muchas notas. La película abre bajo el ton de un melancólico leit motiv tocado con simples notas de piano titulada “Opening: The Merry-Go-Round of Life“. Más tarde lo influye de vitalidad en un magnífico vals llamado “Stroll Through the Sky“. Utilizando tonos diferentes compone una bellísima canción para uno de los momentos más ensoñadores de toda la película con “To the Lake of Stars“.

Howl
Howl

Otra gran obra de Ghibli

El castillo ambulante” se podría considerar un canto a la vida, a la superación personal. Es también una película para todos los críos, quienes caerán fascinados con los carismáticos personajes que pueblan la película y el mundo fantástico fruto de la novela de Jones y las aportaciones añadidas de Miyazaki. Como artista y artesano, el director japonés crea una obra magistral. Es otra prueba de que para algunos el paso del tiempo solo sirve para ganar experiencia y mejorar, no para quedarse estancado. Animación o no, indispensable para todos los amantes del cine.