«Fast and Furious 7» (James Wan, 2015) se estrenó con el recuerdo del trágico fallecimiento del actor Paul Walker y consiguió asombrar a todo el mundo con una gran historia que rendía homenaje a su personaje (Brian O’Connor). Así, se convirtió en una de las películas más rápidas en alcanzar los mil millones de dólares en la taquilla mundial y la sexta de mayor recaudación de todos los tiempos. Sin duda, unos precedentes que marcaron el futuro de la franquicia y pusieron el listón muy muy alto para esta «Fast and Furious 8«.
Sin embargo, la película sólo necesita unos segundo para pasar de 0 a 100, para demostrar que está a la altura del reto y que lo supera de largo. Pues, más allá del recuerdo omnipresente de Brian O’Connor, la historia nos ofrece un espectáculo en todos los sentidos y nos regala dosis de originalidad (también de nostalgia) en un género en el que cada vez es más difícil sorprender al espectador.
La historia
Todos los miembros del equipo disfrutan de la vida en libertad con la que habían soñado durante tantas entregas. Aunque cada uno ha seguido su camino, el lazo que los une sigue estando por encima de cualquier otra cosa. Pero una amenaza (muy) distinta a las anteriores golpea al equipo cuando se vuelven a reunir para una misión encubierta en Berlín. Algo que nunca se hubieran imaginado y para lo que ninguno está preparado: la traición de Toretto.
Una traición orquestrada por Cipher (Charlize Theron), una ciberterrorista tan guapa como loca que consigue “apropiarse” a Dom y que deje de lado a su familia. Y es que tal y como el propio Vin Diesel manifestaba “Con Fast & Furious 7 no solo nos centramos en hacer la mejor entrega de todas, sino en honrar lo que representaba. La clave del siguiente capítulo (FF8) reside en poner a prueba los temas centrales de todas las películas hasta la fecha, y hacerlo de forma convincente y entretenida“. Y esta rubia es la desencadenante de todo lo que sucede.
Bienvenidos a La Habana
La historia empieza en La Habana (Cuba), con una panorámica de la isla y de sus calles, con su música y su gente, en medio de una “fiesta tuning” que inevitablemente nos lleva a conocer la Milla Cubana, una carrera muy peligrosa con muchas curvas y en medio del tráfico; continua en Berlín y se desarrolla en la ciudad de Nueva York antes de pasar a las llanuras árticas bañadas por el Mar de Barents, que culmina con una persecución con vehículos de todo tipo en la superficie de un lago helado en el interior de Islandia.
Ninguna secuencia ni localización tiene desperdicio, si bien es en Nueva York dónde vemos una de las escenas más potentes de la película y que vuelve a poner el listón por las nubes de cara a las próximas entregas. La película empieza fuerte y la adrenalina no para de subir a cada segundo. Carreras, persecuciones, peleas y explosiones en casi cada esquina para darle emoción a un guión pensado para sorprender tanto a los fans de la franquicia como para quién conozca menos la historia de la familia Toretto.
Algunos viejos rostros…
El equipo se reúne para su misión más dura y vemos como cada uno a evolucionado desde su último encuentro. Dom (Vin Diesel) y Letty (Michelle Rodriguez) acrecientan, si cabe, la épica de su historia de amor incondicional con una situación que los pone al límite de lo racional. Hobbs (Dwayne Johnson) sufre la traición a su manera y en su misión para corregir las cosas vemos a un “The Rock” en estado puro que, junto a Deckard Shaw (Jason Statham), nos dejan las mejores peleas del filme.
Cada uno a fiel a su estilo, el primero más brutal y el segundo muy técnico. Tej (Chris “Ludacris” Bridges), y Ramsey (Nathalie Emmanuel) forman un buen tándem que une lo mejor de la mecánica con las habilidades como hacker y activista de la chica que creó el Ojo de Dios, el prototipo de seguimiento que da pie a la trama de «Fast and Furious 7«. Y Roman (Tyrese Gibson) con su habitual labia y encanto sigue buscando su sitio con su particular sentido de humor.
…y otras caras nuevas
A esta entrega se unen al reparto habitual nuevas caras, y la verdad es que todas dejan muy buen sabor de boca. La primera, y más sobresaliente, la de Cipher (Charlize Theron) que a pesar de su inevitable atractivo natural consigue que te olvides de ello y la odies un poco por lo mala que es. Es la primera villana que realmente pone a Dom entre la espada y la pared (y eso que los villanos anteriores no se lo han puesto nada fácil). Una ciberterrorista que sabe manejar los hilos como nadie y desarrolla unas tácticas y estrategias explosivas que refrendan su letal frialdad.
A Theron le sigue otra dama de Hollywood como la actriz británica Helen Mirren. A pesar de no tener tantos minutos deja unas intervenciones brillantes que ayudan a encajar piezas tanto de la historia como de la franquicia. Le sigue Scott Eastwood, quien da vida a Eric Reissner o “pequeño Don Nadie“, el protegido del simpático y misterioso Sr. Don Nadie (Kurt Russell) que aporta sin quererlo una nota de humor a la acción. Y por último, Kristofer Hivju (conocido por dar vida al legendario líder Tormund Matagigantes en la serie “Juego de tronos“). Aquí encarna a Rhodes, el brutal lugarteniente de Cipher que se las tiene con Toretto desde su primer encuentro.
Los coches en Fast and Furious 8
Como en todas las entregas, los vehículos que aparecen en «Fast and Furious 8» merecen una mención especial. Desde el Chevy Fleetline de 1953 que conduce Dom en la carrera de La Habana contra un Ford Fairlane de 1956, hasta el Dodge “ICE” Charger que él mismo pilota sobre el hielo junto al camión Dodge “ICE RAM” de Hobbs, al Rally Fighter de Letty, un Subaru WRX de Pequeño Don Nadie, el Lamborghini naranja de Roman o el tanque militar RIPSAW de Tej.
Unos vehículos espectaculares que al lado de otros coches de auténtico lujo de las casas Dodge, Ford, Chevrolet, Ferrari, Jaguar, Toyota o Nissan, así como motos Ducati, Harley Davidson y KTM Confederate hicieron las delicias de los actores, el equipo de producción y todos los afortunados que participaron en el rodaje y, por supuesto, de cualquiera que vea la película.
Conclusión
No es fácil mantener la objetividad tras más de 15 años disfrutando de una saga que aun va a dar mucho que hablar. Sus personajes forman parte de un universo en expansión y, como si de la misma factoría Marvel se tratara, tiene a sus particulares Vengadores sobre ruedas (no está muy claro quién saldría ganador de una pelea entre Hulk y Hobbs…). Se puede afirmar que estamos ante la mejor historia de la franquicia y que ha disipado cualquier duda sobre este universo cinematográfico que va a empezar a producir los primeros spin-off más pronto que tarde.
La lealtad, la amistad, la familia (y los coches) siguen siendo los pilares en «Fast and Furious 8«. Lejos de hastiar por reiteración siguen calando en el pensamiento del espectador. No se debe olvidar que se trata de una película de acción con secuencias y situaciones inverosímiles, y que muchos la pueden ver como un simple disparate tras otro. Pero hay que reconocer que cumple con creces su cometido: hacerte disfrutar (mucho) y dejarte con ganas de más. Así que sólo queda confiar en la capacidad de sus productores para que vuelvan a sorprendernos en su próxima misión. Y, también, que lo mejor esté (otra vez) aún por llegar.