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Hereditary (Ari Aster, 2018)

26/06/2018
Hereditary imagen destacada

¿La película más terrorífica del año?

¿Qué tiene una película como “Hereditary” que la convierta en la película más terrorífica del año antes de su estreno mundial? Podemos pararnos a pensar en la retahíla de títulos de terror estrenados a lo largo de los últimos años y trazar una tendencia común que tiene su origen en “Insidious” (2010) y “Expediente Warren” (2013). Ambos son títulos dirigidos por James Wan, con el que se iniciaría todo un modo de hacer espectáculos terroríficos con un sello muy marcado, tanto por el autor como por la productora padre Blumhouse. Y es que los aficionados al terror podemos estar de enhorabuena porque el género está en un apogeo que no se veía desde hace, quizás, décadas. Fe de ello lo demuestra el gran éxito comercial de la adaptación de una de las obras magnas de Stephen King: “It” (Andy Muschietti, 2017).

En este aspecto es importante destacar la presencia de una productora de carácter independiente como es A24, quien en cuanto a cine de terror se encuentra en las antípodas de la mencionada casa de Jason Blum. En su haber podemos encontrar dos propuestas como son “La bruja” (Robert Eggers, 2015) o “Llega de noche” (Trey Edward Shults, 2017), o además la angustiante “El sacrificio de un ciervo sagrado” (Yorgos Lanthimos, 2017). Lo que “Hereditary” tiene en común con las dos primeras es la voluntad de rehuir, en mayor parte, de las convenciones y lugares comunes del género para priorizar un juego ambiental con el que incrementar la atmósfera inquietante de no ser capaz de entender muy bien qué está sucediendo. Lo que comparte también con el film de Lanthimos es la construcción de la tensión ante algo inevitable que no se sabe muy bien cómo detener.

Milly Shapiro en Hereditary
Milly Shapiro es Charlie

Debutando en el largometraje

Hereditary” supone el salto al largometraje del director y guionista Ari Aster tras una retahíla de cortos que solo podemos imaginar que le moldearon como cineasta para poder embarcarse en un proyecto como este. La historia arranca con el funeral de la matriarca de la familia Graham. Era una persona tan reservada en su vida que ni tan solo su hija Annie (Toni Collette) parecía conocerla tan bien como creía. Tras este suceso se destapará toda una sucesión de secretos y verdades impensables que afectarán a toda la familia: Steve (Gabriel Byrne), el marido de Annie, el hijo mayor Peter (Alex Wolff) y, sobretodo, a la hija pequeña de la familia: Charlie (Milly Shapiro).

Lo que en un principio parece ser un estudio sobre el duelo y la aflicción ante la pérdida va evolucionando paulatinamente hacia algo más macabro e inenarrable hasta adentrarnos en algo que la lógica dice que solo puede ser una pesadilla.

Una casa de muñecas

Más que reformular el cine de terror, Aster parece más interesado en rescatar el espíritu de grandes títulos del cine de terror que marcaron un antes y un después como “La semilla del diablo” (Roman Polanski, 1968), “El exorcista” (William Friedkin, 1973) o “El resplandor” (Stanley Kubrick, 1980), sin temor a prescindir de efectismos recurrentes.

Así, el director mueve la cámara libremente con un ojo casi Kubrickiano por las amplias estancias del hogar de la familia Graham. Ahí, las amenazas parecen poder surgir de cualquier lado, convirtiendo la mansión en un laberinto claustrofóbico tan pavoroso como las casas de muñecas que vemos a lo largo de la película. Muy inteligentemente, Aster mide hasta el último milímetro el enfoque de su película para darle una vuelta de tuerca al drama. Cuando estamos en la creencia de saber por qué derroteros nos conducirá, nos da una bofetada en toda la cara cuando menos nos lo esperamos. Indispensable para el buen funcionamiento de todo ello es el oscuro trabajo de fotografía de Pawel Pogorzelski y la ominosa música de Colin Stetson, sin cuyos trabajos la película no conseguiría ser tan perturbadora.

Toni Collette en Hereditary
Toni Collette en Hereditary

Una gran Toni Collette

Otra pieza fundamental para su éxito es la presencia de Toni Collette. Se puede decir que su experiencia en “El sexto sentido” (M. Night Shyamalan, 1999) no fue más que un aperitivo de lo que le tocaría vivir en “Hereditary”. Su Annie es un personaje bipolar y paranoico, lleno de traumas y preocupaciones que van más allá de las responsabilidades habituales. Es un personaje maldito, no necesariamente en el sentido fantástico de la palabra. Con todo lo acontecido a su alrededor, no podrá responder de otro modo que con un estallido de emociones extremas a medida que se ve superada por todas las verdades que se le irán apareciendo poco a poco ante sus ojos.

Aunque el director juega a una historia de casas encantadas, ésta vive sometida en realidad a las emociones de los personajes. Todo ello afectará especialmente a sus dos hijos, víctimas directas de todo el entramado, y no tanto a un marido que prefiere afrontar la situación desde el distanciamiento y la tranquilidad personal. Con esto, cabe mencionar el igualmente excelente trabajo del reparto: Wolff, Shapiro y Byrne, quien en su contención demuestra ser el contrapunto sereno del matrimonio Graham.

Tras todo este elogio, se le debe criticar algunos aspectos probablemente mejorables. Aunque Aster ciertamente rehúye mucho de recursos habituales para generar terror y logra generar una atmósfera efectiva, todo ello puede suplir una cierta falta de originalidad en el guion más allá de algunas sorpresas bienvenidas. Además, es excesiva en algunos recursos utilizados, a veces produciendo un efecto opuesto al buscado. Ese abuso se puede ampliar a un uso de exposición a veces innecesario.

Alex Wolff es Peter en Hereditary
Fotograma de Peter

En resumen…

Curiosamente, a pesar de durar poco más de dos horas, el metraje está justificado por el mismo desarrollo de la película y por un tempo lento que no cansa. La película te absorbe lentamente hacia un sentido de aprensión que se esconde en el seno de una familia aparentemente idílica, pero realmente rota. La fortaleza de “Hereditary” reside no tanto en que cuenta, si no en como lo hace, y el que lo haga de un modo tan sugerente bien la puede alzar, efectivamente, en uno de los mejores títulos del género estrenados en lo que llevamos de año, y probablemente de década.