«It follows» es el debut cinematográfico de David Richard Mitchell. Se trata de un ejercicio de terror que, igual que en casos recientes como «La bruja» (Robert Eggers, 2015) huye en gran medida de artificios y efectismos propios del género como el uso del audio en off para anunciar una presencia, la oscuridad como morada del mal o la creación de suspense a base de no mostrar al ser.
En la película nos presentan un grupo de adolescentes en pleno florecimiento sexual, centrándonos en Jay Height (Maika Monroe), quien al principio de la película le caerá una maldición tras tener relaciones con su ligue. Algo empezará a perseguirla incesantemente. Un ser sin forma definida la acechará incansablemente a un paso lento pero firme parecido al de los zombis de antaño. A pesar de que solo pueda verlo ella, encontrará apoyo en su grupo de amigos sorprendentemente comprensivos que la ayudarán a intentar deshacerse de “eso”.
It follows o el fantasma de Carpenter
Mitchell hace muchas cosas bien en «It follows«, empezando por un excelente trabajo de cámara. No importa que sea de día o de noche, en espacios cerrados o al descubierto, el ser puede aparecer en cualquier momento. Por eso la cámara abarca siempre planos generales en una planificación que mete en un mismo encuadre el centro de la acción y un espacio para poder mostrar, cuando menos te lo esperes, una figura acercándose a cámara muy lentamente. Utiliza también panorámicas para que veamos como se va acercando. A veces será el monstruo, otras un simple transeúnte. Nosotros como espectadores, al igual que Jay, nunca estaremos tranquilos hasta finalizar la escena (y ya de paso la película).
El director demuestra pericia a la hora de coreografiar las escenas más físicas y la puesta en escena para poder paliar una falta de presupuesto que en ningún momento se hecha de menos, y resulta también meritorio el trabajo de montaje de Julio Perez IV. El director da a las imágenes una sensación de mal rollo que va más allá de los recursos convencionales del género , y se ayuda de una banda sonora electrónica de Disasterpiece que aumenta la sensación de desasosiego hasta conseguir una sensación de mal rollo que consigue penetrar en la piel de un modo bastante malsano.
Toda la acción tiene lugar en diferentes localizaciones de la ciudad de Detroit. Combina barrios suburbanos o casas en el campo con otros edificios abandonados en medio de la nada o calles con casas familiares destartaladas que dan un aspecto fantasmal a la película y, por supuesto, no hacen más que aumentar la sensación general de agobio.
Buen retrato generacional
Otro gran punto a favor de «It follows» es un guión que hace mucho a partir de aparentemente tan poco. Más película de romance juvenil que de terror, se centra y preocupa en el mencionado grupo de amigos, presentándolos un tanto alienados de la sociedad y dibujando sus personalidad a partir de simples detalles. Cada uno de ellos corresponde a un arquetipo muy concreto que seguramente conocerá todo el mundo. De este modo Mitchell demuestra un mayor interés para hacer un retrato generacional con sus problemas y virtudes que de una maldición de la que apenas nos dan unos detalles para poder entender como funciona.
Que decir que el trabajo de casting es también excelente con todos los chavales y sin excepción: Keir Gilchrist como Paul, tímido pero valiente; Daniel Zovatto como Greg, el macho del grupo desatendido por su familia; Olivia Luccardi como Yara, leyendo El idiota de Dostoyevski desde su ebook en forma de caparazón; Lili Sepe como Kelly Height, hermana de la protagonista; Jake Weary como Hugh, verdugo de la historia; y finalmente Maika Monroe como Jay, cuyo arco dramático la inmersa en un decaimiento anímico del que nosotros también somos partícipes gracias a una interpretación que lleva en sus hombros gran parte del éxito de lo que se plantea. Las caracterizaciones de cada uno hablan por si solas, y con unas simples miradas a veces dicen más que cualquier frase introductoria. Mitchell lo sabe y minimiza los diálogos a los imprescindibles.
Cine de terror diferente
“It follows” entra dentro del grupo de historias sobre maldiciones. Aquellas que se pueden pasar de persona a persona a partir de unas vías muy concretas. Se puede encontrar en ésta película una metáfora de ETS y cómo afectan a la juventud, pero esto realmente sería lo de menos. Lo que importa aquí es la genial atmósfera que David Mitchell consigue crear a partir de recursos tan simples (y tan bien ejecutados) como la misma puesta en escena y el agobiante uso del sonido, alejándose pero no prescindiendo de otros recursos más fáciles y directos. Es una película de terror diferente a lo que nos tienen acostumbrados. Eso probablemente hará que para algunos sea doblemente mejor y para otros un producto falto de interés. En todo caso, imprescindible para los amantes del género.