
Pesadilla en Raccoon City
Una vez más nos encontramos con un intento de trasladar un videojuego al cine con éxito. Hace un año nos sorprendieron con una acertada adaptación de Sonic en “Sonic: La película” (Jeff Fowler, 2020), y este mismo año con una entretenida nueva visión para Mortal Kombat – “Mortal Kombat” (Simon McQuoid, 2021)-. Tras el sorprendente -e incomprensible- éxito de las entregas de Resident Evil dirigidas en su mayoría por Paul W.S. Anderson, llega ahora una adaptación completamente nueva cuya razón de ser es la fidelidad hacia el original. Tanto en tono como en historia. Misión que recae en los hombros de Johannes Roberts, quien aquí ejerce de director y guionista. Bajo el título de “Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City”, la película adapta libremente los acontecimientos de los dos primeros videojuegos de la saga. Sin embargo, como en las anteriores adaptaciones, el resultado sigue dejando mucho que desear.
En esta nueva adaptación se nos presenta Racoon City como un pueblo fantasma. Pocos habitantes quedan viviendo allí tras haber sido explotados por la gran corporación farmacéutica Umbrella. La película arranca con la llegada al pueblo de Claire Redfield (Kaya Scodelario) y Leon Kennedy (Avan Jogia). Ella en busca de su hermano Chris (Robbie Amell), a quien no ve desde hace muchos años, y él para incorporarse al cuerpo de policía local. Lo que ninguno de ellos espera es que pronto vivirán una situación auténticamente pesadillesca, cuando los pocos habitantes del pueblo se empiecen a convertir… en zombis.

La serie B según Johannes Roberts
La elección de Roberts para tomar las riendas de la franquicia no es baladí. Se trata de un cineasta asentado en el cine de terror de serie B, con algún título destacable como “A 47 metros” (2017) o “Los extraños: Cacería nocturna” (2018). Es un tipo de cine que se adapta bien a los origines más zetosos de los videojuegos, aun más cuando se toma como referencia el cine de John Carpenter, como La cosa” (1982) o “Asalto a la comisaría del distrito 13” (1976).
Entonces, ¿como puede ser que con todo el bagaje, y todas las cartas encima de la mesa, “Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City” termine siendo un producto tan malo?
Lo peor es que la película cuenta con varios aciertos a nivel de dirección. A destacar una realización más pausada de lo esperado en una producción de este tipo, en la que Roberts deja reposar los planos para hacer calar el sentimiento de pavor y misterio que se espera de la historia. Ello se encuentra subrayado por un buen trabajo de fotografía granulada de Maxime Alexandre, un excelente uso del maquillaje y de efectos prácticos, y una partitura original de Mark Korven también sobresaliente.
De hecho, Korven es un compositor en camino a convertirse en uno de los grandes compositores del fantástico contemporáneo gracias a trabajos como éste, ”La bruja” (Robert Eggers, 2015), “En la hierba alta” (Vincenzo Natali, 2019) o “El faro” (Robert Eggers, 2019). En el caso que nos ocupa nos encontramos con un trabajo puramente ambiental. La partitura está llena de motivos misteriosos, tétricos y llenos de suspense. Quizás no será una composición a disfrutar aisladamente como otras más melódicas, pero funciona a la perfección puesta en la película y eleva momentos que, de otro modo, quizás no tendrían el mismo impacto. Podemos destacar “The Crow”, “Mansion Search” o “Nursery”.

Menos es más
Es posible que lo que finalmente termina rompiéndolo todo es la falta de un guion más sólido. Si bien es cierto que con la etiqueta de cinta de serie B se le pueden perdonar algunas cosas, tampoco es excusa para justificar algunos despropósitos que pasan en pantalla. Quizás Roberts debería de haberse centrado más en la parte terrorífica, y mucho menos en un intento de dramatizar unos personajes que tampoco lo necesitan. Con ello solo se consigue romper el ritmo y desconectar de momentos de mayor interés. Quién sabe si un montaje alternativo lograría arreglar algo de este desaguisado.
Otro elemento que rompe el conjunto es la palpable falta de presupuesto del proyecto. Aunque eso ya se trata de una limitación por encima del director, también hace cuestionar la decisión de juntar dos videojuegos, con el consiguiente incremento de personajes, actores, sets y situaciones. Quizás hubiera sido más práctico centrarse en uno de los videojuegos y centrar todos los recursos en una o dos localizaciones. Lo mismo se puede decir del uso de un CGI barato al que el tiempo no le hará ningún bien. Seguramente hubiera sido mejor centrarse en efectos puramente prácticos, aun a costa de no poder sacar algunas de las criaturas más míticas del videojuego.

¿La próxima será la buena?
En resumen, “Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City” está lejos de ser una buena película. Sin embargo, se trata de una producción no exenta de ideas y personalidad propia gracias a la dirección de Roberts. Tiene además algún momento inspirado que logra, por momentos, dejar entrever la película que en otra situación podría haber sido. Con todo, el final apunta a una secuela que, con suerte, contará con mayor presupuesto y con el aprendizaje de centrarse en lo que realmente funciona para mejorar sus muchas deficiencias.
Es difícil predecir lo que vendrá en el futuro, pero, a pesar de todo, desde aquí la acogeríamos con los brazos bien abiertos.