Un sueño hecho realidad
Los sueños nunca se hacen realidad… ¿o si? Pepito Grillo es el encargado de contarnos la historia de Pinocho, qué le hizo pensar que todo es posible por difícil que parezca, si uno cree en ello y trabaja duro para lograrlo
El segundo clásico de Disney debería haber sido Bambi, pero Walt Disney no tenía claro como llevarla a cabo y decidió posponerla. Tal es así que Pinocho llegaba a principios de los años 40 tras el éxito de Blancanieves; y el proyecto arrancaba con todo el equipo artístico y creativo con la motivación por las nubes pues, el filme (co)protagonizado por los 7 enanitos, se convirtió en la primera película animada de la historia y supuso el ‘Titanic» de la época.
Fuente de inspiración
La historia original la escribió un periodista y escritor que vivía en Florencia, Italia, llamado Carlo Lorenzini; más conocido como Carlo Collodi; y lo que empezó siendo una serie se publicó semana tras semana en lo que fue la primera publicación para niños en Italia.
El personaje creado por Collodi era un niño muy travieso y se podría decir que malo: gritón; chulo y nada simpático… vaya, lo que viene a ser un alborotador, y a Walt no le gustaba; así que lo cambió. Pero no fue una tarea nada fácil, hasta el punto de tener que detener la producción para reflexionar sobre cómo debía ser la marioneta. Y llegaron a la conclusión de que seguirían el modelo de un niño de verdad para dar con el personaje correcto; transformando un niño chulo y arrogante en un ser dulce e inocente.
Y no fue la única libertad que se tomó con los personajes; pues a Pepito Grillo también le dio un rol distinto al propuesto por su creador; así como un mayor protagonismo, pues el «grillo parlante» del libro aparece una sola vez (Pinocho lo mata lanzándole un martillo, molesto porque no para de darle consejos, aunque más tarde volvería como un fantasma).
A pesar de todo, Pinocho se muestra fiel a las historias originales, si bien Walt Disney la suavizó; haciéndolas mucho más agradables para el público americano aunque conservó sus orígenes oscuros y de cuento de hadas. Y es que la moraleja de que te pasan ‘cosas malas’ si no sigues la reglas o la de que ‘te crecerá la nariz sindices mentiras’; han trascendido y forman parte de nuestra cultura general.
La familia de Pinocho
Pinocho cuenta con un reparto de personajes con unas personalidades singulares y unos contextos únicos que logran atraer tu atención y que te quedes cautivado por su presencia.
El propio Pinocho, tan inocente como vulnerable, que se deja llevar por los cantos de sirena; Gepetto; el anciano con su taller, a quién conceden su mayor deseo pero que debe vivir la angustia de perder a su hijo y tener que buscarlo; Figaro; el gatito celoso con el carácter de un niño consentido que debe lidiar con un ‘hermanito’; Cloe; la amiga ‘Sirenita’ del abuelo y la más dulce de la historia; o Pepito Grillo; la sabia conciencia a la que deberíamos escuchar siempre y que tiene el arduo trabajo de cuidar de Pinocho. Un personaje que se convirtió para Walt en un elemento imprescindible para la historia ya que, hasta ese momento, carecía de amor y amistad. Así que ‘Grillo’, ese pequeño personaje moralizador, se convirtió en el compañero; amigo y pareja de Pinocho.
Los malvados
El Honrado Juan y Gideón; las caras de la tentación que seducen a Pinocho y lo llevan a tomar malas decisiones; Strómboli; el empresario gitano que se aprovecha del niño, protagonizando uno de los momentos más duros de la historia hasta que el Hada Azul llega a socorrerlo; El Cochero; quién colecciona a ‘niños inútiles’ en la isla de los juegos, un lugar en el que todo es gratis y pelearse, romper cosas o fumar se puede hacer sin temor a ser castigado… ‘Portarse mal es divertido’, afirma Pinocho con un hacha en la mano.
Y en ese lugar (cultivo de esclavos) conoce a Polilla; otro niño engañado para ir a la isla y que le enseña todo lo que puede hacer sin el control de sus padres. Un descontrol que le costará muy caro, tal y como podemos ver en otra de las escena más ‘terroríficas’ de la película. Y mejor no hablaré de la ballena…
La historia
La película trata sobre la tentación, y a Pinocho le llega por todos lados. El Honrado Juan y Gideón tardan poco en engatusarlo, haciéndole creer que se convertirá de la noche al día en una estrella de teatro. Pero aunque su primera función es todo un éxito; cuando llega la noche la historia da un giro radical y nos muestra su lado más cruel.
La escena en la que Strómboli encierra a Pinocho cuando este piensa en volver con su papá para contarle su hazaña en el escenario y, sin ninguna piedad y con toda su fiereza, le cuenta su intención de hacer dinero a su costa por todo el mundo, amenazándolo con echarlo a la hoguera cuando se haga viejo; realmente es uno de los momentos más duros de la historia. Escena que compite en crudeza contra el momento en el que tras fumar, beber y jugar con su ‘mejor amigo’ Polilla; ve como éste se convierte en un indefenso burro, al igual que el resto de niños de la isla de los juegos.
Y es que si en Blancanieves la reina pedía el corazón de la princesa en una caja, y el peligro se identificaba en un personaje; en Pinocho hablamos de un niño inocente que no entiende el riesgo que los personajes siniestros que lo acompañan suponen para él. La vida de Pinocho está constantemente en peligro, pues las amenazas surgen de cualquier sitio, aunque a pesar de las tentaciones… ‘Pino’ quiere hacer el bien.
Conclusión de Pinocho
¿Para qué quiere conciencia un actor? pregunta Grillo en un momento de la historia, y ¿para qué la quieren el resto de personas? se puede preguntar cualquiera. Pues la respuesta te la da la propia experiencia de Pinocho en una adaptación muy particular de los cuentos de Collodi. Una historia que trata sobre las travesuras; la superación y la tentación; y que te deja moralejas dignas de recordar y compartir con los más pequeños. Sin duda temas ‘serios’ para una película dirigida al público infantil.
Aunque para luchar contra tanta gravedad tenemos a la voz interior que nadie escucha, la conciencia; ‘trabajo’ que el Hada Azul otorga a Grillo: señor guardián del bien y del mal, consejero en los momentos de tentación, y guía de estrecha senda del bien… con el objetivo de ganarse un distintivo de oro, y nuestro cariño. Y es que el humor de Pinocho no tiene edad. Es tan divertido hoy como lo era entonces y la pugna entre el bien y el mal; el pilar de la historia, es adictivo. Convirtiendo una historia dura en una lección para la eternidad: hacer feliz a los demás.