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Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto (2006)

02/06/2016

La secuela de La Maldición de la Perla Negra

Cada vez es más recurrente dar a la secuela de una película popular un tono más oscuro; pretendidamente “maduro” y, por tanto, trágico que el visto en la película original. Es una idea que puede tener su origen en la intención de imitar el recorrido de la trilogía original de Star Wars en la que “El Imperio contraataca” (Irvin Kershner, 1980) supuso un salto cualitativo y dramático hacia un terreno más serio y, en teoría, maduro gracias a tener en su plantilla a un guionista como Lawrence Kasdan; cuyos proyectos anteriores brillaron precisamente por una oscuridad en la historia y sus personajes.

Y es que siempre que se hablan de secuelas, la película de Kershner es una referencia recurrente de lo que los creadores ansían conseguir; y ahora “Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto” pretende seguir esos mismos pasos. Para ello el director Gore Verbinski junto a sus guionistas Ted Elliot y Terry Rossio deciden otorgar unos elementos (melo)dramáticos en unos casos; y efectivamente trágicos en otros; pero siempre bajo una perspectiva puramente escapista y rocambolesca que provoca que la película se quede a medias tintas en esas intenciones.

La historia arranca con la mancillada boda de Will y Elizabeth debido a la aparición del Lord Cutler Beckett (Tom Hollander), quien los acusa de crímenes de piratería al haber dejado huir al pirata Jack Sparrow. El único modo de escapar de la horca es encontrar a su viejo amigo, recuperar una misteriosa brújula que siempre lleva encima y dársela a Beckett. Lo que no saben es que Sparrow, por su parte, huye despavoridamente hacia aguas poco profundas ante el aviso de que Davy Jones va a por él para saldar una vieja deuda.

Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto
Jack Sparrow (Johnny Depp)

El protagonista de El cofre del hombre muerto: Davy Jones

A partir de aquí empieza una persecución a distintos bandos en la que unos huyen y otros corren detrás de estos, cada uno con una agenda personal que terminará destapando la verdadera personalidad de cada uno. A pesar de la seriedad que se da a los personajes; la película está plagada de situaciones descabelladas que en su búsqueda de crear una mayor emoción terminan cayendo en la caricatura con la subsecuente pérdida de parte del sentido dramático buscado. Solo hace falta valorar gran parte de sus set pieces, como una protagonizada en una gran rueda; para darse cuenta de que se tiende a buscar unas secuencias lo más exageradas posibles olvidándose de que a veces menos es más.

El holandés Errante

La principal virtud de «Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto» son los increíbles diseños de Davy Jones y su tripulación a modo de humanoides lovecraftianos cuya vida bajo el océano los han convertido en unos seres formados por texturas crustáceas y de todo tipo de fauna marítima que parecen sacadas de una pesadilla. Lo mismo se puede decir del navío que tripulan, el Holandés Errante; y sus interiores, con especial mención el compartimiento de Jones con un órgano enorme sacado claramente de las páginas de Julio Verne y su novela “20.000 leguas de viaje submarino” (1870).

Es aquí donde se puede encontrar el mayor atractivo de toda la producción y el motivo por el que la película seguramente será recordada. Además, los guionistas se preocupan de dar a Jones un fondo dramático trágico que aunque no lo humaniza dados sus actos despiadados, si nos permite sentir cierta compasión hacia él y nos permite separarlo del clásico villano simplemente sediento de sangre. Tener un buen antagonista es importante para toda película, pero lo mismo se tiene que decir de los protagonistas.

Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto
Will Turner (Orlando Bloom) y Elizabeth Swann (Keira Knightley)

Will y Elizabeth

En esta ocasión la acción principal se desarrolla alrededor de Will y de Elizabeth, el primero como pirata noble cuyo amor hacia ella le empuja a cometer todo tipo de actos; bien intencionados pero no siempre virtuosos; y ella que parece seguir el lado más oscuro del piratismo engañando y manipulando, también, para un fin honesto aunque ello comporte hacer grandes sacrificios. Resultan agradecidas sus caracterizaciones más trabajadas que las de simples héroe y heroína en busca de aventuras (que lo son, a pesar de los nuevos matices).

Dicho todo esto, resulta muy discutible el trabajo hecho con Jack Sparrow, personaje de indudable magnetismo dado tanto su parafernalia como el propio carisma de Depp; pero que termina cayendo en un rol bufonesco que le hace más mal que bien. Siendo un personaje tan extravagante, es importante encontrar un buen punto en el que su humor consiga el efecto deseado sin saturar o sin caer en la autoparodia, y aquí anda con un pie metido en cada bando; cayendo en varias ocasiones donde no debería.

No obstante, cuando pasan del humor, los guionistas saben sacarle provecho al personaje jugando con su lado más oscuro y heroico que redimen los otros aspectos más negativos, y no se debe desmerecer el trabajo hecho por un actor como Johnny Depp; cuyo trabajo deja notarse durante toda la producción y sale airoso de los momentos más complicados que le ofrece el papel. Depp disfrazado es cuando está en su salsa; aquí y en muchas otras producciones, y eso se deja notar.

Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto
Davy Jones (Bill Nighy)

Pros y contras

La película contiene un buen apartado técnico ofrecido por un portentoso diseño de producción de Rick Heinrichs; una planificación dinámica y elegante de Gore Verbinski; quien se preocupa de ofrecer la máxima espectacularidad posible, y una banda sonora de Hans Zimmer excesiva pero con temas memorables como «The Kraken«; «I’ve Got My Eye On You» o «Tia Dalma«.

Dicho todo esto, la historia podría haberse ahorrado alguna secuencia que alarga el metraje innecesariamente; y peca además de un exceso de exposición que no hace más que ralentizar un desarrollo que podría y debería haber sido más fluido. Las set pieces se vuelven aquí la parte más importante de la película al crear situaciones enteras con la excusa de querer terminarlas con una gran secuencia de acción llena de obstáculos rocambolescos, que, como hemos comentado; en su búsqueda de incrementar la espectacularidad terminan por caer en derroteros poco plausibles.

Por otra parte, hay otras relacionadas con los ataques de Davy Jones en las que Verbinski consigue hacernos sentir el terror y la emoción por el devenir final de los personajes, convirtiéndose en los mejores momentos de la película.

Conclusión de El cofre del hombre muerto

«Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto» es con todo una buena película de aventuras llena de personajes carismáticos, un buen apartado técnico y secuencias realmente espectaculares que se te quedan grabadas en la retina. Solo era necesario haber prescindido de ciertas pretensiones dramáticas y de todos los excesos pirotécnicos imposibles para haber producido una película más redonda. Aun así; muy recomendable.