El cine de aventuras
Es posible que el cine de aventuras sea el género cinematográfico más evocador y exótico al ofrecer sin prejuicios ese escapismo inherente y necesario en el cine; presentándonos todo parajes insólitos de distinta índole y unas situaciones límite que nos hacen sentir una cierta sensación de ensoñación.
Protagonizadas por personajes generalmente seguros y llenos de vitalidad, sus historias nos pueden transportar tanto a un futuro indeterminado como a un pasado más interesante (y peligroso) que nuestro presente real; casi siempre con el objetivo de enfrentarse a un status quo indeseable, o de encontrar algún tipo de tesoro o reliquia escondido.
Son elementos que en múltiples ocasiones han llevado a los estudios de Hollywood a llenar las pantallas de esas historias mediante toda una imaginería visual que terminarían convirtiéndose en un género propio: el western, el cine de piratas, el de capa y espada, el de vikingos, etc.
La maldición de la Perla Negra: inicio de una nueva franquicia
Aunque el tiempo haría mella en la popularidad de este tipo de cine, todavía surgirían producciones puntuales que calarían fuerte en el medio, como “La guerra de las galaxias” (George Lucas, 1977) y “En busca del arca perdida” (Steven Spielberg, 1980); y aunque la década de los noventa se caracteriza por una práctica ausencia de este tipo de cine, el nuevo siglo XXI arrancaría con adaptaciones diversas que volverían por esos senderos, siendo una de ellas la de la atracción de los Piratas del Caribe de los parques de Disney. Parece poco probable que nadie se imaginara el éxito que se llegaría a conseguir con esta producción, un éxito que empieza al poner a Gore Verbinski detrás de las cámaras y a Ted Elliott y Terry Rossio como guionistas.
Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra empieza marcando un tono de pesadilla con un prólogo en el que nos presentan a los jóvenes protagonistas, momento en el que ya se matizan a los piratas como unos seres demoniacos a los que es mejor evitar para ahorrarse problemas, y la narración prosigue con la hilarante presentación del personaje seguramente clave de la producción: Jack Sparrow. Desenfadado y benévolo, aunque también maquiavélico y descuidado; es el personaje más atractivo de la película y uno de los mayores motivos del éxito de la franquicia.
El personaje: Jack Sparrow
Johnny Depp da rienda suelta a su creatividad para caracterizarlo de un modo excéntrico e inicialmente desagradable pero finalmente atractivo, cuyo mejor atributo es su creencia que se puede ser pirata y virtuoso al mismo tiempo. Sin embargo, no todos piensan así, como el Capitán Barbossa interpretado por Geoffrey Rush; que es la misma imagen de la indecencia. Codicioso, bruto y despiadado, aunque atenuado al ser una producción Disney, es tanto villano de la película como un reflejo oscuro de lo que Sparrow podría llegar a ser. Barbossa es el capitán de la ansiada Perla Negra; el navío más rápido del Caribe.
Estos dos son los personajes más atractivos de la historia, sin embargo el protagonismo principal recae en Will y Elizabeth; interpretados respectivamente por Orlando Bloom y Keira Knightley. A pesar de su importancia, son personajes que palidecen no solamente ante el carisma de Depp y Rush; sino además por limitarse a jugar unos papeles de héroes enamorados y ansiosos de vivir una aventura. A los dos personajes protagonistas les falta más garra y personalidad más allá de sus sendos rasgos heroicos y atrevidos, que además se ciñen demasiado en la línea de héroe y heroína en aventura iniciática. No ayuda la endeble interpretación de los actores que, nuevamente, quedan en la sombra de lo que ofrecen los dos piratas antes mencionados.
El guión
Sea como sea, el guión coescrito por Elliott y Rossio merece más halagos que críticas; pues consiguen dar un ritmo trepidante a la historia en la que además se da cabida tanto el terror; la comedia; el misterio y a un sentido de la aventura muy agradecido. Se ve claramente que saben lo que quieren y como conseguirlo, y con ello desarrollan unas set pieces elaboradas en las que se aprovecha el entorno para sumar obstáculos y crear una mayor tensión.
Los diálogos no se apoyan demasiado en las exposiciones y sirven tanto para hacer avanzar la trama como para caracterizar a los personajes. No tienen problemas en crear personajes cuya única función es la de dar alivio cómico; hecho que se agradecerá más o menos según lo mucho que funcione para cada uno. Todo ello se ve redondeado por la magnífica función de Verbinski detrás de las cámaras; una dinámica puesta en escena segura de lo que quiere mostrar en cada plano, y que se aprovecha del excelente diseño de producción de Brian Morris. Finalmente, Klaus Badelt compone una banda sonora con unos estribillos quizás abusivos en su uso en algunas secuencias; pero memorables y completamente identificables como pertenecientes a esta película.
Conclusión de Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra
«Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra» es probablemente lo que muchos estudios americanos buscan conseguir hoy en día pero que no siempre logran alcanzar: una buena mezcla de buena acción; historia y personajes – tanto héroes como, todavía mejor, villanos.
Tiene, además, un empaque visual muy atractivo y es muy consciente de sus intenciones: ofrecer espectáculo y entretenimiento sin olvidarse de las dificultades que supone hacerlo bien.