Joss Whedon
En el que es probablemente, y siempre según la opinión de servidor, uno de los mejores prólogos escritos en un cómic*, Joss Whedon escribía lo siguiente acerca de los Vengadores:
“Esta gente está junta porque el mundo necesita que lo salven. Y ese extraño y bizarro grupo de mitos que no acaban de encajar es el único que puede hacerlo. Y verlos hacerlo es algo glorioso.”
Corría el año 2004, y podríamos decir casi con total seguridad que los planes de Marvel, ahora tan de moda, no los conocían ni en la propia Casa de las Ideas. Y nadie podría pensar que el ilustre creador de Buffy, Ángel, Firefly y su posterior adaptación cinematográfica, y esa maravillosa locura que fue Dr.Horrible Sing-Along Blog, entre otras, iba a terminar dirigiendo uno de los proyectos cinematográficos de más envergadura de las últimas décadas.
El proyecto que juntaría ese “extraño y bizarro grupo de mitos” por primera vez en una sola película y que haría las delicias de todo aficionado al cómic y las películas de acción/fantasía. Debo confesar que yo, siendo fan acérrimo desde pequeño de Buffy, me emocioné especialmente cuando supe que Whedon era el elegido para dirigir la primera película de los Vengadores: siendo amplio conocedor del mundo de los cómics e incluso habiendo guionizado una de las sagas más interesantes de los X-Men (Astonishing X-Men), Whedon se caracterizaba por ser un freak como una casa y por tener un talento especial a la hora de lidiar con grupos de personajes muy diferentes y carismáticos en todas sus series.
Lo mismo, pero más grande
Podía parecer una apuesta muy arriesgada por parte de Marvel confiar en un director con una sola película en su carrera. Sin embargo, viendo el resultado obtenido, no hace falta decir que la apuesta les salió redonda.
Es por eso que la confianza depositada en la secuela era mayúscula. ¿Cómo iba a poder defraudar Whedon, estando en su salsa, dirigiendo una película que se antojaba como un ejercicio de MÁS TODO (MÁS espectacular, MÁS explosiones, MÁS acción, MÁS personajes, MÁS localizaciones, MÁS presupuesto…) y utilizando como enemigo principal uno de los villanos más carismáticos y que más problemas ha ocasionado en los cómics a este grupo de superhéroes?
Y aun así, la sensación que queda al salir de la sala de cine es de decepción. En parte, por la pérdida de sorpresa que supone respecto la primera película. Y en parte, por una serie de problemas que, a la postre, han terminado haciendo que Whedon deje el mando de la tercera y cuarta partes de esta saga a los directores de «Capitán America: El soldado de invierno», en quienes Marvel parece confiar muchísimo después de los buenos resultados cosechados con la mencionada secuela.
Las novedades de la secuela
«Vengadores: La era de Ultrón» empieza como un cohete, con una misión cuyo objetivo es recuperar un objeto de vital importancia en esta saga. Ello da pie a una secuencia inicial con la que parece que Whedon nos esté diciendo “agarraos los machos, que no vais a soltarlos en las dos horas y media que dura esto”. A diferencia de la primera parte, no hace falta juntar los Vengadores ni presentarlos. Aquí ya los tenemos juntos des del principio, repartiendo somantas como panes y permitiéndose el lujo de, una vez más, lucirse cada uno con sus respectivos poderes.
Es en esta misma secuencia cuando Whedon nos presenta a los dos primeros invitados estrella de esta película. Estos son los gemelos Maximoff, dos “mejorados” cuya historia está íntimamente ligada a Tony Stark y que al principio pondrán en bastantes apuros a los héroes de la función gracias a sus poderes: Pietro (Aaron Taylor-Johnson), con su supervelocidad, y Wanda (Elizabeth Olsen), con su capacidad para distorsionar la percepción de la realidad (y otros poderes que aparecen más adelante un poco porquesí). Uno de los primeros problemas de la película surge ya con estos dos personajes, a los que se podría haber dotado de más empaque y carisma, siendo la relación entre ellos uno de los elementos más interesantes del cómic pero quedando reducidos en la película a dos meras incorporaciones con los que difícilmente se llega a empatizar, importándonos más bien poco su destino.
Ultrón entra en escena…
Después de este inicio prometedor, aunque rodado de una manera un poco caótica (destacable sin embargo la incorporación de Ben Davis como director de fotografía, quién le da a la película un tono mucho más cinematográfico que el conseguido en la primera entrega, aunque perdiendo el tono colorido y decididamente más “cómic”), llegaremos al núcleo de la historia de «Vengadores: La era de Ultrón«: Tony Stark (Robert Downey Jr), especialmente vulnerable después de los eventos de la primera parte, quiere desarrollar un programa de seguridad que permita proteger a la Tierra y a sus habitantes de cualquier tipo de ataque alienígena.
Para evitar problemas planetarios ya están los Vengadores. Para evitar invasiones extraterrestres, mejor contar con una ayuda extra. Es por eso que convence a Bruce Banner (Mark Ruffalo) para diseñar el programa Ultrón, una interfaz artificial que permita mantener la paz y evitar futuros problemas intergalácticos, a espaldas del resto de los Vengadores. Con lo que no cuenta Stark es con que Ultrón (voz de James Spader) terminará adquiriendo consciencia propia –en la que es probablemente una de las mejores escenas de la película- y revelándose contra su creador, considerando la especie humana un peligro para sí misma y la destrucción de esta como la única solución posible.
A partir de este momento, la crisis ya está servida y los golpes, asegurados.
…pero no es como en el original.
El problema es que, aunque Ultrón ponga en más de un problema a nuestros queridos superhéroes, nunca llega a sentirse como una amenaza real. Sí, es poderoso. Sí, tiene miles de copias. Y sí, tiene de su lado a los gemelos Maximoff, quienes pondrán en problemas a los protagonistas una vez más en otra brillante secuencia, terminando en esta ocasión en el ya conocido y espectacular enfrentamiento entre un enloquecido Hulk y Stark, este último protegido por la armadura Hulkbuster.
Sin embargo, y como ya ocurría con Loki (Tom Hiddleston) en la primera película (aunque éste salía mejor parado), no nos llegamos a tomar nunca en serio a Ultrón. Un enemigo que en los cómics es casi invencible (su naturaleza de inteligencia artificial le permite estar permanentemente conectado a cualquier red, evolucionando constantemente y volviéndose más fuerte a medida que pasa el tiempo) es aquí presentado como una réplica demente y robótica de Stark, pero poco más. Sin ir más lejos, el Soldado de Invierno, mucho más terrenal que Ultrón, lograba transmitir, con menos, una sensación de amenaza mucho mayor.
Diseccionando a los personajes
Pero no nos asustemos, que no está todo perdido. La película sabe a lo que juega, y aunque no esté compuesta como el reloj suizo que es la primera y desprenda una cierta sensación de desgana, tiene sus aciertos. Entre ellos, el apostar por dar mucho más peso dramático a los vengadores más “humanos”: la Viuda Negra (Scarlett Johansson), con su especial relación con uno de los miembros del equipo y que dará pie a uno de los diálogos más estremecedores de la película, y Ojo de Halcón (Jeremy Renner) tienen un tratamiento mucho mejor trabajado en esta película que el del Capitán América (Chris Evans) o Thor (Chris Hemsworth), especialmente sangrante el caso de su subtrama, muy perjudicada por el montaje final, siendo el personaje interpretado por Renner el que se lleva la mejor parte.
Esto ayuda, sin ningún tipo de duda, a que nos sintamos mucho más próximos a estos dos personajes, de los que sabíamos más bien poco hasta entonces.
Otro de los aciertos de la película es la incorporación de Visión (Paul Bettany). Es un androide con un marcado pensamiento filosófico y del que es mejor desvelar poco para evitar spoilers, pero que luchará del lado de los Vengadores. Se presenta como uno de los grandes personajes a tener en cuenta para las futuras secuelas. Y el humor, ese humor tan típico de Whedon, vuelve a funcionar bastante bien, logrando su mejor diálogo casi al final de la película y con un ascensor como protagonista.
En resumen…
Si bien es cierto que las dos horas y media de la película vuelven a pasar bastante rápido, a merced también de un montaje mucho más frenético que el de la primera parte y de un conjunto de set-pieces de acción espectaculares, parece que el cansancio acumulado por Whedon en los últimos cinco años ha dejado su mella. Al poco de estrenarse la película, el propio Whedon afirmaba no haber podido hacer la película que él quería hacer (¿diferencias creativas con Marvel?). Y es que la enorme presión, una vez más, de sacar adelante un proyecto de estas características terminó pasando factura en el resultado final.
El esfuerzo de Whedon es, aun así, encomiable. Siendo mucho mejor guionista que director, lo cierto es que a nivel general ha sabido escoger muy bien qué partes le interesaban más de todo el universo cinematográfico desarrollado por Marvel para cohesionar de una manera muy acertada a ese “extraño y bizarro grupo de mitos”.
Ahora no nos queda más que desear que Whedon vuelva al terreno donde mejor se mueve, la televisión, y esperar que los hermanos Russo sepan darle a la saga el final que se merece, un final que se antoja épico y dramático, con «Capitán América: Civil War» como antesala, y con un enemigo, ahora sí, que seguro pondrá a prueba a los Vengadores de la manera más dolorosa posible. No sabemos quién perecerá en el viaje y quien sobrevivirá. Pero, tomando prestada una frase de Steve Rogers, esperamos hacerlo juntos.
* “The Ultimates – Superhumanos”