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It (Andy Muschietti, 2017)

30/10/2018
It imagen destacada

De Fukunaga a Muschietti

Sin reparar en el telefilm de los años noventa, han tenido que pasar treinta y un años hasta poder ver una adaptación cinematográfica de “It” (1986). Y es que se trata de una de las mayores obras maestras escritas por Stephen King. La versión que nos ha llegado ahora al cine no está exenta de controversias surgidas a raíz de desavenencias entre la visión del director y la del estudio, siendo la marcha de Cary Fukunaga del proyecto y la entrada de Andy Muschietti en su lugar la más notoria.

Dado que el primero salía de la reverenciada primera temporada de “True Detective” (2014) y el otro del film de terror “Mama” (2013) que pasó más bien desapercibida por las pantallas, se vio el cambio como un duro golpe para la producción. Con Fukunaga se esperaba, por algún motivo, una versión sin concesiones tal como es la novela original, y con el cambio se supuso que el proyecto tomaría sendas más reprimidas. Al final, lo que nos ha llegado a las salas es, en definitiva, una versión que en algunas cosas no se corta nada cuando le toca ser explícita, pero que en otras debería haber ido un paso más allá.

Bill, Bev y Ben
Bill, Bev y Ben

La historia adapta bastante fielmente el texto original de King. Pasado un capítulo tenebroso que vive Bill Denbrough (Jaeden Lieberher) en el prólogo, se nos presenta al resto de personajes principales que conforman el auto proclamado club de los perdedores: Richie Tozier (Finn Wolfhard), Eddie Kaspbrak (Jack Dylan Grazer), Beverly Marsh (Sophia Lillis), Ben Hanscom (Jeremy Ray Taylor), Mike Hanlon (Chosen Jacobs) y Stanley Uris (Wyatt Oleff), quienes poco a poco se verán asediados por visiones de pesadilla producidas por un ente que se hace llamar Pennywise el payaso bailarín (Bill Skarsgard).

Buscando el tono adecuado de It

Todas las bazas jugadas en esta adaptación de la novela se convierten en un arma de doble filo con las que Muschietti juega peligrosamente al bailar entre el cine más convencional y los elementos únicos ofrecidos por el material de base. Tras un prólogo inicial puramente atmosférico que promete un viaje espeluznante con los jóvenes protagonistas, la película toma unos senderos del género de terror recorridos hasta la saciedad en las decenas de producciones que hemos recibido estos últimos años, tomando nota en especial del modo de hacer de James Wan. Terror sobrenatural, payasos monstruosos, casas encantadas o zombis son tan solo algunas de las ideas de las que se sirve el director para ello. Aunque es innegable que las hace funcionar bien, la película deja un poco la sensación de que una aproximación distinta al terror hubiera sentado incluso mejor.

Pennywise en It
Pennywise en It

No es nada malo en si mismo, pero sí deja una sensación frustrante tras presenciar sus asfixiantes primeros minutos, que apuntan hacia algo diferente. A partir de entonces, la película avanza utilizando fórmulas narrativas del relato de aventuras y de maduración donde caben recursos como el humor, el amor, el despertar sexual y el poder de la amistad. Un tipo de amistad en otras situaciones inconsecuente que se produce cuando niños de apenas 11 años tienen todo el tiempo del mundo en sus manos para hacer absolutamente cualquier cosa que no conlleve un mínimo de responsabilidad. O esa sería su intención si no fuera por la aciaga situación en la que se encuentran.

Espíritu Amblin

Paradójicamente, es en estos aspectos donde la película realmente brilla. Gran parte de ello se debe al excelente reparto que ha reunido el director y su equipo para poner cara a unos personajes jóvenes cuya química salta a la vista y que no desmerece para nada en lo visto en películas más o menos parecidas como “Los goonies” (Richard Dooner, 1985) o “Cuenta conmigo” (Rob Reiner, 1986), adaptación también de un escrito de King. Dicho esto, también se debe comentar que quizás hubiera sido una buena idea mezclar a alguno de los niños a la hora de trasladar la novela al guion porque la película no siempre consigue repartir el tiempo de modo equitativo entre todos ellos, con la consecuente pérdida de importancia de alguno de ellos dentro de la historia.

Reitero que no es prudente menospreciar la faceta más terrorífica de la producción porque no carece de momentos realmente impactantes por contundencia y puro terror, pero dentro de la historia principal de la película, que no deja de ser la superación de los miedos internos, las secuencias más terroríficas entran en escena a modo capitular. No se construye una sensación de ahogo que seguramente hubiera beneficiado el conjunto general, siguiendo el ejemplo de otras películas de terror recientes como “It follows” (David Robert Mitchell, 2014) o “La bruja” (Robert Eggers, 2015).

El club de los perdedores
El club de los perdedores

Porque, además, la película cuenta con un terrorífico Bill Skarsgard como Pennywise. Y también con una excelente fotografía atmosférica de Chung-hoon Chung y una puesta en escena elegante y satisfactoria que, si acaso, solo se ve menoscabada por un abuso de la música y los efectos de sonido que en algunas ocasiones quitan el efecto buscado. Otro caso de que menos es más, y aquí con la imagen y la historia hubiera bastado.

Una buena adaptación

It” es una película que funciona en varios niveles, ya sea como relato de iniciación, como película de miedo o como una simple aventura. Lo peor que le puede pasar es ser comparada en cualquier modo con la novela original para insistir en lo que podría haber dado de si la adaptación, en lugar de resaltar lo que hace muy bien. Porque en general, salvo algunas desafortunadas decisiones para adecuarla al cine de terror actual, se trata de una adaptación muy digna.