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La trampa (M. Night Shyamalan, 2024) | Crítica

08/09/2024
La trampa imagen destacada

Padrazos

El cine fantástico/terror lleva ya varios años de enhorabuena. Es uno de los pocos géneros cinematográficos que aguanta el pulso a las grandes producciones estrenadas en la gran pantalla a lo largo del año. Bien puede haber directores que fusionan los tópicos del género con su estilo personal con mayor -”Hereditary” (Ari Aster, 2018)- o menor -”Longlegs” (Oz Perkins, 2024)- gracia. O también hay quienes se entregan completamente al género, ya sea por pura afinidad o amor hacia sus posibilidades. John Carpenter quizás fue uno de los nombres más importantes para ello, allá en las décadas de los 70 y 80. Desde el estreno de “La visita” (2015), M. Night Shyamalan ha ido desarrollando toda una diversidad de propuestas muy encaradas en ambos registros comentados. Su última película, “La trampa”, sigue esa misma tendencia.

Un padre y una hija, Cooper (Josh Hartnett) y Riley Adams (Ariel Donoghue) asisten al concierto de una estrella del pop conocida como Lady Raven (Saleka Shyamalan). Tras ver una presencia sorprendentemente alta de policías alrededor de la zona donde tiene lugar el concierto, el padre descubre que un conocido asesino en serie apodado “el Carnicero” estará presente en el lugar. Será cuestión de los presentes averiguar quién de los asistentes es el criminal.

Cooper (Josh Hartnett) y Riley Adams (Ariel Donoghue)
Cooper (Josh Hartnett) y Riley Adams (Ariel Donoghue)

Pasión por el género

El cine de Shyamalan ha pasado por múltiples etapas. Aunque no fue su primera película, la fama no le llegaría hasta la muy notable “El sexto sentido” (1999). Le seguirían títulos tan diferentes como “El protegido” (2000), “Señales” (2002) o “El bosque” (2004), con una recepción por parte de crítica y público de lo más dispar. Mucho más alineadas serian las opiniones negativas de sus siguientes películas, como “El incidente” (2008) o “After Earth” (2013). Su pobre recepción haría replantear el futuro de la filmografía del director. Así, empezando con “La visita” (2015) optaría por un estilo de películas de presupuesto más reducido, de una escala mucho menor, cogiendo siempre de referencia el género fantástico como la razón de ser de la propuesta.

De ahí títulos como “Múltiple” (2016), “Tiempo” (2021), “Llaman a la puerta” (2023) o ésta “La trampa”. Propuestas cuya acción se desarrolla mayoritariamente en tan solo un puñado de localizaciones cerradas para desarrollar los conflictos y premisas, cada una de ellas únicas, como si de distintos capítulos de la emblemática serie “The Twilight Zone” (1959-1964) se tratara.

Hay ciertas filmografías donde se percibe una cierta “verguenza” hacia el género fantástico. Como si se tratara de un género inferior, o como si fuera más importante el estilo propio del director que el género en si. A contracorriente de muchos estos, Shyamalan se tira de cabeza a ello. Lo abraza sin complejos, utilizándolo como una caja de juguetes donde desarrollar sus inquietudes personales.

Lady Raven (Saleka Shyamalan) en su concierto
Lady Raven (Saleka Shyamalan) en su concierto

El toque Shyamalan

Shyamalan es un narrador clásico. En la misma línea que Alfred Hitchcock, Brian De Palma o Steven Spielberg. No busca epatar los sentidos con excesos de sonido/fotografía/solemnidad, como está de moda ahora, sino que siempre busca los mejores tiros de cámara para narrar cuanto sucede en la historia. Es preciso y dinámico. A diferencia de sus films anteriores, en “La trampa” se muestra menos juguetón. Su puesta en escena es más sobria de lo habitual. Sin embargo, demuestra tener un muy buen ojo para marcar los tiros de cámara. Para presentar los espacios como el narrador visual que es; y desarrollar la acción más por un montaje previamente planificado que por exceso de diálogo.

El tono de “La trampa” también es bastante especial. Shyamalan tiene una costumbre, plasmada en su anterior “La visita”, basada en rodar dos veces una misma escena. Una primera toma en clave de comedia, y una segunda en clave de thriller. Es en la sala de montaje donde decide que tomas utilizar para crear una atmósfera inquietante y surrealista. Aquí vuelve a suceder esto, si bien el resultado final no es tan logrado como en otros títulos anteriores. Sin embargo, gracias a esto consigue tocar distintos emociones según el momento en cuestión. Desde la comedia, al suspense o el terror.

«Los que entren en el juego de ‘La trampa’ podrán disfrutar del viaje aquí vivido junto a un personaje tan interesante como es el Cooper de Josh Harnett. Incluso aún aceptando un segundo acto irregular y sus muchas trampas de guión, ‘La trampa’ se alza como uno de los mejores thrillers del año.»

A todo ello se una una nueva capa propia de esta película. Saleka Shyamalan se trata en realidad de una cantante de Rhythm & Blues. Cuesta imaginar como “La trampa” no pueda ser también una suerte de escaparate para promocionar la trayectoria musical de su hija, a la vez que la inicia en el mundo de la interpretación. Llevándolo a otro nivel, el amor que Cooper profesa a su hija podría ser un reflejo del afecto de Shyamalan padre hacia su hija mayor.

Fotograma de Josh Hartnett en La trampa
Fotograma de Josh Hartnett en La trampa

El reparto de La trampa

De un modo parecido a la interpretación de James McAvoy en “Múltiple”, el peso dramático recae en los hombros de Josh Harnett. Actor carismático que entre ésta y la también reciente “Oppenheimer” (Christopher Nolan, 2023) ha vivido una segunda vida en la gran pantalla. Ahora ya no en funciones de joven atractivo como en sus papeles de hace dos décadas, si no de porte más maduro. El actor estadounidense aprovecha bien su perfil de bonachón con su enorme físico (recordar que el intérprete mide casi dos metros) para pasar de su rol de padre buenazo a los segmentos más físicos de la historia. En este caso recuerda a como S. Craig Zahler utiliza el también imponente físico de Vince Vaughn en la magistral “Brawl in Cell Block 99” (2017) para construir el personaje.

El trabajo de Harnett es simplemente sensacional. Por otro lado, el director de “La joven del agua” (2006) siempre ha demostrado tener buena mano con los actores.

De tal envergadura es el personaje de Cooper que el resto del reparto se limita a orbitar a su alrededor. Ariel Donoghue se encarga de dar corazón a la historia. La joven actriz termina siendo un buen contrapunto constante a su padre en todo momento. A pesar de las ambigüedades de Cooper, el afecto que siente hacia su hija es real y profundo. Se consigue plasmar el afecto que se profesan mutuamente.

Quizás no sale tan bien parada Saleka Shyamalan, en su primer papel en la gran pantalla. Aunque su padre se esfuerza por retratar bien los rasgos angulosos de su hija, lo cierto es que la actriz y cantante ni luce bien en pantalla ni demuestra tener mucho talento para la interpretación.

Imagen de La trampa
Imagen de La trampa

En resumen…

A pesar de todas las virtudes demostradas, cabe decir también que “La trampa”, al igual que muchas otras películas del director, no serán aptas para todos los espectadores. Más allá del toque personal de Shyamalan y su pasión por el fantástico; en esta ocasión también pide al espectador hacer muchas concesiones para aceptar varios giros y soluciones argumentales. En una actualidad donde el espectador exige realidad y verosimilitud extrema a la narración -de un modo que nunca antes había sucedido-, ello será motivo suficiente para muchos para enterrar la película en el fango.

Como se suele decir, para una mayor narrativa ya existe la literatura y la televisión. El cine, si bien la narrativa forma parte de él, es un medio primeramente audiovisual donde prima la experiencia y la historia por encima de la narrativa más pura. Hay veces que merece la pena dejarse llevar por la mano del director, cuando éste controla los mecanismos puramente cinematográficos. Siendo Shyamalan maestro de todos ellos, los que entren en el juego de “La trampa” podrán disfrutar del viaje aquí vivido junto a un personaje tan interesante como es el Cooper de Josh Harnett. Incluso aún aceptando un segundo acto irregular y sus muchas trampas de guión, “La trampa” se alza como uno de los mejores thrillers del año.