Saltar al contenido

Sherlock Holmes y el collar de la muerte (Terence Fisher & Frank Wintersten, 1962)

05/09/2021
El collar de la muerte imagen destacada

Otro gran rostro para el famoso detective

Christopher Lee es uno de los pocos actores británicos que ha tenido la suerte de haber interpretado a algunos de los personajes más importantes del lore de Sherlock Holmes. Además, lo haría en algunas de las adaptaciones más recordadas realizadas hasta ahora: Sir Henry Baskerville en “El perro de los Baskerville” (Terence Fisher, 1959) o Mycroft Holmes en “La vida privada de Sherlock Holmes” (Billy Wilder, 1970). La primera vez que se metiera en el papel del detective sería el año 1962 en ésta “Sherlock Holmes y el collar de la muerte”, donde repetiría con el habitualmente eficaz Terence Fisher detrás de las cámaras.

Ante semejante colaboración, solo cabría esperar algo memorable, y es que Fisher ya tenía experiencia tanto con el personaje como con el actor. Sin embargo, hay veces que una suma de talentos supuestamente infalible no termina de funcionar tan bien como cabría esperar. Desgraciadamente, este es uno de esas ocasiones.

Imagen de Christopher Lee como Sherlock Holmes
Christopher Lee es Sherlock Holmes

Hacia el valle del terror, de nuevo

Adaptando libremente la novela de Arthur Conan DoyleEl valle del miedo” (1915), en “El collar de la muerte” volvemos a ver un cara a cara entre Sherlock y su famoso némesis Moriarty (Hans Söhnker). En esta ocasión, el brillante criminal asume el disfraz de un distinguido egiptólogo, quien se regodea de su reluciente colección de artefactos arqueológicos.

En su investigación para destapar a su archienemigo, Sherlock termina escuchando una misteriosa conversación entre ese y un exconvicto relacionada con el robo de un collar perteneciente, ni más ni menos, que a la reina Cleopatra. Con esta premisa empezará una lucha cerebral entre Sherlock y Moriarty donde el primero intentará destaparlo por lo que realmente es, mientras que el otro luchará para conseguir su preciada posesión sin que el detective se interponga.

Imagen de El collar de la muerte
Imagen de El collar de la muerte

Problemas entre bambalinas

Sherlock Holmes es un personaje con innumerables adaptaciones en formatos dramatúrgicos. La mayoría de ellas no trascienden, sea por el motivo que sea, y “El collar de la muerte” es una de ellas. A pesar de tener a Christopher Lee en el papel protagonista, esta película se vería hundida sobretodo por unos problemas de detrás de las cámaras que desgraciadamente terminan pasando factura en el resultado final del conjunto.

Terence Fisher es un realizador con experiencia que acabaría abandonando la producción debido a los diversos problemas de producción. Lo que queda al final es un trabajo desangelado, producto de una mezcla del cansancio que debió de sufrir el director o del relevo que hizo a favor de Frank Wintersten. Es solamente en contadas secuencias donde brilla el brío y pulso narrativo del director, y, quizás, el buen hacer de Lee, quien otorga de si al personaje mucho más de lo que da un guion un tanto plano.

Hans Söhnker (Moriarty) y Sherlock
Hans Söhnker (Moriarty) y Sherlock

Duelo de titanes

A falta de un mejor trabajo creativo, sin duda lo mejor de la película es la labor de sus actores principales. Lee está simplemente perfecto en el papel, con su mirada inteligente, su nerviosismo y emoción ante el caso. Aunque el libreto de base no le de mucho material con el que lucir la inteligencia inherente del personaje, al menos aprovecha bien su maestría con el disfraz en algunas escenas de lo más divertidas.

Como contrapunto, Hans Söhnker da un aire aristocrático a Moriarty que, si bien se aleja de lo descrito por Doyle en las páginas originales, aquí queda como anillo en el dedo en su iteración de genio del crimen. Es probablemente Thorley Walters el que cojea más de los tres. Su John Watson tiene un papel más servicial, cayendo en un rol de comparsa cómico menos excesivo que el de Nigel Bruce, pero menos activo que lo visto por André Morell. Con todo, resulta bastante convincente en el papel.

Lo cierto es que lo mejor de “El collar de la muerte” es el duelo intelectual de Sherlock y Moriarty, siempre en crescendo, aguantando así casi toda la película. Se llega un punto en que su rivalidad toma un punto operístico que se alza por encima de los conceptos del bien y del mal, e incluso en una dimensión superior a las “simples” pesquesis de Scotland Yard. Se trata de una relación en realidad acorde a lo que se desarrollaría en futuras películas, y una que va más allá de les escuetos enfrentamientos en el original literario.

«‘El collar de la muerte’ puede tratarse de una pequeña obra a redescubrir por todos aquellos aficionados de Sherlock Holmes, aunque gracias, ¿únicamente?, a la presencia física de Christopher Lee en el papel titular»

Con todas sus cosas, en ningún momento nos encontramos con un título que se haga pesado. Quizás por sus escasos 87 minutos, y con el misterio del robo de la joya, se logra enganchar al espectador a pesar de su pobre desarrollo, e incluso toma prestados elementos de “El triunfo de Sherlock Holmes” (Leslie S. Hiscott, 1935). De hecho, se la puede catalogar dentro del género krimi, muy de moda en los años sesenta en Alemania, tanto que se ajusta a los cánones del género, blanco y negro pulcro, música jazz y una onza de fantasía.

Los personajes en el piso de Baker Street
Sherlock, Watson (Thorley Walters) y la Sra. Hudson ( Edith Schultze-Westrum)

A medio camino de lo que podría haber sido

En resumen, puede tratarse de una pequeña obra a redescubrir por todos aquellos aficionados del personaje gracias, ¿únicamente?, a la presencia física de Christopher Lee en el papel titular. Por todo lo demás, se trata de un título de serie B de muy modestas virtudes, y con poco atractivo general. Aunque se puede considerar un entretenimiento ligero, el guion de Curt Siodmak carece de causalidad, nos presenta un Sherlock menos brillante de lo que debería y la investigación termina siendo un poco fácil. Sin duda, una auténtica pena.