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Sherlock Holmes: Vestida para matar (Roy William Neill, 1946)

02/04/2021
Sherlock Holmes: Vestida para matar imagen destacada

Del terror al noir

Tras el díptico de películas producidas por la 20th Century Fox que cimentaron a Basil Rathbone y Nigel Bruce como grandes referentes en dar vida a Sherlock Holmes y a John Watson, los derechos del personaje pasaron a manos de Universal Pictures. Si bien se trata de un cambio aparentemente superficial para el espectador, comportaría un cambio importante dentro de las historias: las aventuras del popular detective ya no tendrían lugar en su época victoriana original, sino que darían un salto a la actualidad. Es decir, a la década de los 40, cuando estaban siendo producidas. Este cambio llevaría al personaje a enfrentarse a todo tipo de situaciones, entre ellas, conflictos con los nazis, contra femme fattales al más puro estilo noir, o a asesinos como salidos de las páginas de Agatha Christie, entre otros.

Es bajo esta ultima idea que la Universal desarrollaría un puñado de películas en las que Sherlock se vería metido en aventuras de tono noir, como si de una novela de Raymond Chandler se tratara. Estas serían “La mujer de verde (también conocida como ‘El caso de los dedos cortados’)” (Roy William Neill, 1945), “Sherlock Holmes y la mujer araña” (Roy William Neill, 1944) o “Vestida para matar” (Roy William Neill, 1946). De todas ellas toca hablar precisamente de esta última. Aunque la primera de esas tres tiene un emblemático cara a cara entre Sherlock y Moriarty, que sería posteriormente recreado en la moderna adaptación para televisión con Benedict Cumberbatch; “Vestida para matar” cuenta con la peculiaridad de tener una de las investigaciones más trabajadas de cualquiera de estos seriales protagonizados por Rathbone.

Basil Rathbone es Sherlock Holmes

El misterio, siempre por delante en Vestida para matar

La trama viene a ser una simple búsqueda de tesoro. Adaptando libremente el relato “La aventura de los seis napoleones” (1904), será en un juego de tres cajas de música donde Sherlock hallará pistas  para resolver un misterio relacionado con el Banco de Londres. Para resolverlo, el detective tendrá que utilizar sus conocimiento musicales para adelantarse a sus enemigos. Se trata de una artimaña de guión que permite resaltar algo que hasta ahora no habían tenido esta serie de  adaptaciones del personaje: verlo en plena resolución de misterios y acertijos. Realmente, la idea de las cajas de música no dejan de ser pequeños puzles a resolver por el personaje principal.

Lo cierto es que la narración avanza a buen ritmo y esta lo suficientemente bien planteada, hasta culminar en un final bastante satisfactorio. Más que en otras películas de este serial particular, hay un enfoque más directo hacia la narrativa y la resolución de un misterio que en una atmósfera más marcada o, directamente, el tono de aventuras, también intrínseco al personaje. Roy William Neill repetiría en funciones de director, donde se demuestra ya hábil tras las cámaras de este tipo de historias. Sin buscar virtuosismos o virguerías con las cámaras, su trabajo es muy artesanal y clásico, demostrándose efectivo a la hora de resolver visualmente lo que se le pide en el guion.

John Watson (Nigel Bruce) y Sherlock

La Mujer

Uno de los personajes más populares del canon oficial es el de Irene Adler, creado para el relato “Escándalo en Bohemia” (1891). Quizás su adaptación más popular al cine ha sido en “Sherlock Holmes” (Guy Ritchie, 2007) con Rachel McAdams; o la damisela vista en “La vida privada de Sherlock Holmes” (Billy Wilder, 1970). En “Vestida para matar” tenemos a Hilda Courtney (Patricia Morison), personaje que, igual que el detective, se sirve del uso de disfraces para pasar desapercibida, e incluso utiliza alguna de las artimañas de Adler en el relato en cuestión.

Sin duda, estamos ante una reformulación de Adler, adaptado a la historia que nos están contando. Una adaptación propia de la Universal, quizás no muy diferente a lo que hicieron en “La garra escarlata” con respecto a “El sabueso de los Baskerville”. Considerando lo expuesto, Sherlock encuentra aquí a un rival digno que consigue, como mínimo, engañar al bueno de Watson, además de complicar la investigación del detective. Se trata de una de las mejores bazas de un guion sólido y ágil en sus cortos 76 minutos.

«Vestida para matar es pura serie B: ligera y sin complicaciones, puesto que su único propósito es hacer pasar una tarde entretenida en el cine para desconectar.»

Dicho todo eso, las dos estrellas de la función siguen siendo Rathbone y Bruce en sus respectivos papeles. En algunos momentos se nota el cansancio mutuo tras haber interpretado a sendos personajes durante casi una quincena de películas. Sin embargo, siguen siendo dos actores de gran presencia, a lo que además se beneficia el hecho de presentar a un Watson menos tontorrón de lo habitual. Además, se despiden a los personajes con un tono de jovialidad y ligereza, conocedores ambos actores de que ésta sería la última aventura que compartirían en la pantalla interpretando a esos personajes.

Sherlock y Hilda Courtney (Patricia Morison)

Su último saludo

Las cosas son como son: ninguna de las películas de este serial son grandes películas. Entusiasmarán más a los fans del personaje, pero eso no desmerece las virtudes de todas ellas: serie B puramente ligera, sin complicaciones, puesto que su único propósito sería hacer pasar una tarde entretenida en el cine para desconectar.

Todo esto sazonado por un dúo de actores de indudable magnetismo, ya sin entrar en parecidos con respeto al original; y un personaje, icónico e imperecedero como pocos, que a día de hoy sigue levantando pasiones. Y, por lo que respecta a esta seria de adaptaciones, «Vestida para matar» bien puede tratarse de uno de los títulos más redondos de la serie.